Un año más Viña Rock cumplió y superó las expectativas. Más de 200.000 mil personas pasaron este pasado fin de semana por la ciudad albaceteña de Villarobledo. Unas jornadas que han transcurrido “sin incidencias destacables y en la que ha predominado el buen ambiente y el civismo”, tal y como señaló Valentín Bueno, alcalde de la ciudad.
Las dos novedades de este año, el escenario de reggae y el Viña Grow, han sido dos de las grandes sorpresas gratificantes de esta edición. “Ha recibido miles de visitantes que han podido disfrutar de los stands y conferencias que se ofrecían”, comentan desde la organización.
Los vecinos de este pueblo de la Mancha ‘hacen el agosto’ con el festival. En las casas de alrededor del camping se ofertan duchas calientes a cinco euros y frías a tres, además de todo tipo de bebidas y algún que otro plato de comida, hecho que agradecen bastante los que acuden al festival. Y es que una ducha es hasta más importante que una buena siesta. Lo de siesta es porque en este tipo de eventos nadie duerme más de tres horas seguidas.
Otro de los grandes aciertos de este año ha sido la retransmisión en ‘streaming’ de algunos de los conciertos. Hasta 140.000 personas se conectaron a este servicio en algún momento a través del canal oficial del festival en Dailymotion. “Se ha dado a conocer el festival fuera de nuestras fronteras y lo ha acercado a la gente que no ha podido asistir en esta edición», aclara la organización.
De los conciertos cabe destacar la actuación de El Último Ke Zierre el jueves. Este grupo castellonense, tema tras tema, hizo botar a las más de 20.000 personas que se congregaron en el escenario ‘Poliakov’. Como hizo La Pegatina con sus ritmos bailongos conocidos por todos. El viernes, los asistentes al Viña pudieron seguir bailando con Bongo Botraco o los madrileños Canteca de Macao y botando con Rosendo o Gatillazo.
El sábado, La Raíz reventó el Viña. Quizás el concierto más multitudinario del festival, no cabía ni un alfiler. Esta banda valenciana hizo disfrutar al público que cantaba, una tras otra, todas las canciones. Juantxo Skalari cumplió también con las expectativas, así como Soziedad Alkoholika o Porretas.
Acaban cuatro días de música sin parar, ya sea dentro del recinto o fuera, en el camping, donde las tiendas de campaña se mezclan con los coches aparcados, las lonas de plástico azul y los muros de altavoces de las ‘raves’.