lunes, noviembre 25, 2024
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Albert Pla quiere a los de Podemos muertos

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El músico catalán Albert Pla lleva 25 años de carrera marcada por letras que, desde la ironía y la sátira, rechazan todo tipo de poder. Ahora, ante la proliferación de plataformas ciudadanas y grupos como Podemos, se muestra rotundo: «Los mataría a todos antes de que empezaran a hacer daño».

Al autor de La dejo o no la dejo y Carta al rey Melchor no le son ajenas las polémicas ocasionadas por algunas de sus canciones, sus declaraciones –dijo que le daba «asco» ser español– o incluso sus espectáculos –como el reciente Manifestación, en el que se ve atrapado en una movilización permanente–.

Así, y porque siempre asegura que le da «miedo» cualquier político, expresa su actual temor a los colectivos asamblearios que apuestan estos días por una democracia participativa y reivindican más poder para el pueblo. «Les mataría antes de que empezaran a hacer daño, ¿sabes?», expone en una entrevista concedida a Europa Press coincidiendo con el estreno de la última película en la que participa y el inicio de una nueva gira.

«Ahora que todavía no llevan guardaespaldas, es mejor. Si no, luego, la vamos a liar otra vez, y ya no podremos hacerlo… ya tendrán servicio de seguridad, guardaespaldas… bancos que les respalden… votantes… Es mejor acabar ahora», explica Pla con su habitual tono pausado pero la radicalidad y el sarcasmo que le caracterizan.

Es de Sabadell y vive cerca de Girona. Y aunque se pregunta «por qué no» una Cataluña independiente, en estos días de debates sobre secesiones asevera que a él, en realidad,le importa «poco» la independencia, que está en el número «195» en su lista de prioridades. «Si me dicen que Cataluña es independiente, dices ¡ah, pues qué bien!. Y, si no, pues también. Me la suda un poco», reconoce.

Ahora bien, la consulta que finalmente ha convocado el presidente de la Generalitat, eso sí que ni le va ni le viene. «Que hagan lo que quieran. Yo no he votado en mi vida ni pienso votar en mi vida, y jamás he hecho declaraciones nacionalistas», subraya.

También lamenta cómo se encuentra el panorama informativo. «Los medios, como las discográficas, cada vez lloran más, cada vez les va peor. Aún teniendo todo el poder que han tenido, los idiotas, lo están perdiendo, fíjate, y están despidiendo a periodistas y cerrando periódicos. Después de todo el lío que han armado y de toda la pasta que han ganado… todavía, además, se están arruinando. Es súper gracioso», ironiza. «Es que, vaya, que controles toda la información y la cagues de esta manera…», añade. Es más, por su parte, ni lee los periódicos ni ve las televisiones: «Hace tiempo que no tengo estos vicios».

Precisamente la situación de la industria musical le lleva a pensar que, por el momento, no habrá nuevo disco a la vista. «Como ya la cosa está tan… como ya nadie saca discos… ni nadie los quiere sacar ni nada», expresa, dubitativo, antes de retomar su filosofía usual para aseverar que «uno sigue haciendo canciones» y las sigue «cantando».

Con el guitarrista Diego Cortés vuelve a los escenarios este mes de octubre en una gira que incluye 14 salas y auditorios, de momento. Y empieza por Galicia –estará el 3 de octubre en A Coruña y el 4 en Pontevedra–, como lo hiciera en su primera gira en castellano, en Vigo. «Eso debería de ser el ¿92? ¿93? ¿94?», trata de recordar.

En su opinión, comenzar los conciertos por esta parte de la península es una decisión que «debe de cuadrar». «Como es lo que te cae más lejos, dices: entonces de ahí ya hago el camino de Santiago, pero al revés», reflexiona.

«En Galicia ya tenemos lo suficiente como para contar una vida entera», confiesa, pese a negarse a dar detalles de estas experiencias. «Si lo publicaras, estaríamos en la cárcel todos», dice a la periodista.

Sí que destaca que su impresión en territorio gallego «siempre ha sido genial». Hace «no mucho» –a principios de agosto– regresaron Diego Cortés y él para tocar en el Club Náutico de O Grove (Pontevedra). «Y como siempre, un sitio encantador; son totales los gallegos», exclama.

Del barcelonés, nacido en una familia gitana con tradición flamenca, resalta que «es un seguro de vida». Empezaron a trabajar juntos «como en los 90 y largos, casi 2000», cuando Cortés tenía el grupo Jaleo. «Luego, ahí ya nos hemos quedado solos», apunta. «Ya hace como 15 años que yo voy haciendo mis espectáculos y mis cosas pero siempre me acabo volviendo a juntar con Diego a tocar», relata.

Para sus nuevas citas –después de A Coruña y Pontevedra estarán en Castellón, Madrid, Cuenca, Alicante, Málaga, Vitoria, Zaragoza, Oviedo, Bilbao, Segovia, otra vez Madrid y Barbastro–, Albert promete un show «salvaje». «Ahí estamos Diego y yo en plan salvaje, y ya está. Nada más», advierte.

De esta forma, repasará sus temas de siempre y regalará al público «los cuatro o cinco nuevos». «Y también vamos a ver... Vamos improvisando un poco. Depende del sitio y depende de la gente, pues vas haciendo una cosa o vas haciendo otra», indica. La improvisación como estilo de vida.

Estos días, el cantautor y artista se ha dedicado a su faceta de actor con la promoción de la última película en la que participa, Murieron por encima de sus posibilidades, que su director, Isaki Lacuesta, estrenó esta semana en el festival de San Sebastián. «Con Isaki genial, con todos fantástico», responde a la pregunta sobre cómo transcurrió el rodaje.

En cuanto a su papel en el filme, que retrata la crisis en clave de humor, señala que «no es muy grande» –se trata de una comedia coral–. «Salimos muchos y poco, y bien», comenta, entre risas.

Desde sus inicios en 1996 en la gran pantalla, con Airbag, de Juanma Bajo Ulloa, Pla ha compartido grabaciones con numerosos cineastas entre los que Lacuesta y Albert Serra –con quien hizo en 2006 Honor de cavalleria, una versión libre y experimental del Quijote– comparten ser de la localidad girondense de Banyoles. «A mí me encanta trabajar con directores de Banyoles», admite.

Cuestionado por el último, Serra, que el pasado año recogió en Santiago el Premio Cineuropa tras la proyección de su cinta Historia de la meva mort, Albert Pla rivaliza, desde la sintonía que les otorga ser dos personajes singulares. «Es casi tan simpático como yo», bromea.

Durante la conversación telefónica, Albert Pla tiene un incidente. «¡Ay, que mi hijo está robando directamente una cosa del súper…! O sea, que se está yendo con los pastelitos en la mano, acaba de salir disparado de la puerta. ¿Y ahora qué hago?», piensa en alto, risueño, con su habitual naturalidad.

Ya al final, ante los requerimientos, desvela las claves para componer sus arriesgadas letras: «Pues nada, yo cuelgo el teléfono ahora, y sigo comprando, y voy pensando en mis cosas. Voy haciendo, voy pensando mis cosas, y ya está. No hago nada más».

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