miércoles, septiembre 25, 2024
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Todo tiene su medida

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Todo, hasta Las Ventas del Espíritu Santo, tiene su medida. Y quien dice su medida también puede hacerlo de su distancia, como ayer pudieron aprender los tres novilleros –uno de ellos, el debutante francés Lillian Ferrani, casi con sangre– que actuaron en el coso madrileño. Cada cual requiere su distancia y la medida de las cosas puede pasar del silencio indiferente que acompañó la mayor parte de las faenas, a la petición de una oreja.

En qué medida se da uno la vuelta al ruedo por su cuenta o no, quizás tenga que ver con el premio que uno piensa que merece ante un toro serio, para veteranos. La medida de los novillos -de las ganaderías debutantes Aristráin de la Cruz y Aguadulce, ambas hermanas-, era seria, con buena presentación y hechuras. Lo que no tenía era la característica de pastueña. Quizás el que mejor lo entendió fue el más placeado de los novilleros, Luis Gerpe, que apuntó retazos de faena en su segundo –4º de la tarde– que le valieron una vuelta al ruedo que no fue unánimemente aplaudida por la plaza. La medida de lo que pasó ayer por la tarde fue que los novilleros se pelearon con los novillos.

Angulo estaba ahogando la embestida a base de valor mal entendido

El encaste Núñez tiene unas características que requiere una lidia diferente a la que se hace en serie hoy en día por las plazas de Dios. Son toros que salen aventados, pendientes de los abanicos y los cerveceros del tendido, que no deben toparse con los capotes para prolongar la embestida y se van centrando a medida que van sucediéndose los tercios, como si fueran fondistas, si la lidia es correcta y solvente. Si se les corta el camino, se pelean con capotes, muletas, petos de picadores y hasta con el longíneo cuerpo del pobre Ferrani.

La medida que iba a Misa en tiempos era la vara. Pero si nos atenemos al estropicio sangriento que hicieron los varilagueros ayer en el ruedo de Las Ventas, la vara de medir es cruel. Puyazos muy traseros y demoledores que, lejos de ahormar la embestida, hacen levantar la cara, doloridos, a los novillos. Pero no está en la mano de los casi imberbes novilleros rectificar a señores que peinan canas y montan en caballos acorazados. Afortunadamente los ejemplares de Aristráin de La Cruz, llegados de las dulces praderas sevillanas, le cogieron la medida al ruedo y no se vinieron abajo.

Es lógico que los novilleros no tengan todas las respuestas ante la llegada de toros con carácter, no de esos que casi parecen domesticados y embisten al estilo buey tonto. Hasta ahí podíamos llegar. Sin embargo, es precisamente en las dificultades que se encontraron en el ruedo en donde se encuentra la medida de su mérito. Por ejemplo, que Ferrani, tras un escalofriante volteo por el tercero de la tarde, su primero, que casi lo deja grogui, se volviera a la cara y sacara unos naturales de hondura y temple, demuestra que de Arles llega un torero. Y que había toro.

Lo mismo se puede decir de Tomás Angulo, porfiero y valiente, a pesar de que no entendió que en sus dos novillos, estaba ahogando la embestida a base de valor mal entendido. El toqueteo de la cara de su novillo hizo que este, en lugar de embestir, entrara a la bronca, lo que acabó con Angulo por los suelos y en peligro. Si te pones a pelear cuerpo a cuerpo, ojo con quién lo haces.

Gerpe tiene un cañón en el brazo. Tumbó a sus dos oponentes de sendas estocadas

Gerpe dio claramente la medida máxima de su faena más aplaudida, la de su segundo, cuarto de la tarde, nada más empezar. Ahí, unos torerísimos ayudados, que fueron hilándose en busca del pitón derecho de su novillo. Muy toreros. Una faena sin embargo desmedida en el tiempo, ya que poco a poco fue aburriendo al toro y al personal. Tan largo fue, que, percatándose de que la posible oreja volaba, se pegó a los pitones en busca de emociones que, la verdad, solo subieron un poco los decibelios del aplausómetro. Lo que sí está claro es que Gerpe tiene un cañón en el brazo. Tumbó a sus dos oponentes de sendas estocadas, mortales de necesidad. No es poco mérito.

Si la medida de un éxito es una vuelta al ruedo o una estocada, eso habrá de verlo cada uno en sus expectativas. Salir de una pieza y entender las particularidades del encaste Núñez, es una lección y una recompensa buena que llevarse en el zurrón una tarde de junio de Las Ventas. Hay toros de caja grande y otros de caja pequeña. Unos no son mejores que los otros, como se pudo ver ayer. El segundo de la tarde, burraco bragado y meano, era más pequeño en caja que sus hermanos. La belleza de su estampa, enseñoreándose y dueño del ruedo, es una imagen hermosa que habla de la indómita voluntad de la raza brava. Una casta indomable, sin medida.

Plaza de Toros de Las Ventas, 21 de junio, 2015. Un cuarto de entrada. Cuatro novillos de Aristráin de la Cruz, dos de Aguadulce. Bien presentados, serios.

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