miércoles, noviembre 27, 2024
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James Dean: el mito que comenzó con un anuncio de refrescos

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Seis décadas han pasado desde que en una carretera de California, cercana a San Francisco, James Dean muriera en un accidente de coche. El Porsche Spyder 550, al que él denominaba «pequeño bastardo», acabó con su vida cuando se estrelló frontalmente contra un Ford que no pudo reaccionar a tiempo. 

El mito de James Dean sigue vivo entre nosotros. Gigante, Al Este del Edén y Rebelde sin causa son las obras que aparecen en la cabeza de todo el que piensa en este joven actor. La leyenda se fraguó en tan solo 24 años, suficientes para que sesenta años después sigamos recordándole a pesar de tener en su biografía tan solo tres papeles destacados.  

Todo comenzó con un anuncio de Pepsi, un trabajo bastante poco relevante en su carrera, pero por algo tenía que empezar. Pocos podrían prever que este personaje que baila al ritmo de una canción que repite una y otra vez la marca de refrescos llegaría a triunfar en el mundo del espectáculo. 

Ese anuncio y otros treinta títulos que incluyen papeles en series y películas fueron más que suficientes para convertirle en uno de los grandes de Hollywood. Jimmy Dean murió dejando sin estrenar dos de sus películas más importantes: Gigante y Rebelde sin causa. El joven actor no pudo ver el estreno de dos de sus enormes papeles, lo que no le impidió en ser el primer nominado al Oscar a mejor actor a título póstumo, y ser uno de los pocos actores que puede presumir de ser nominado al Oscar por dos tercios de sus películas

Nos dejó pronto, sin haber cumplido el cuarto de siglo, pero entró en el cielo de las estrellas con una de las máximas más repetidas por el entonces: «vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver». 

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