La galería Slowtrack inaugura este jueves 19 una interesante iniciativa junto al joven coleccionista Antonio Lobo, que participa como comisario. La muestra aúna veinte obras de diez artistas residentes en España que él mismo ha seleccionado. El proyecto se suma a la cada vez más divulgada tendencia entre los coleccionistas actuales de asumir un rol proactivo a la hora de fomentar y canalizar el arte contemporáneo. Figuras como las de Lobo representan la insistente apertura del institucionalismo y la disolución de jerarquías dentro de la comunidad artística, donde personas del ámbito pero no necesariamente adoctrinados en un discurso estrictamente académico adoptan aquellos papeles habitualmente reservados a ‘profesionales’ del gremio, como críticos e historiadores.
Antonio Lobo es un coleccionista atípico; él mismo se describe como una anomalía dentro del coleccionismo actual. Su interés por las piezas que compra (admite destinar la mayor parte de su sueldo a este fin) trasciende la mera inversión económica, el gusto estético o la promesa de estatus social. “Hay quien se compra un coche, yo prefiero comprar arte”. Para el consultor sevillano, su involucración con la obra no termina con el ingreso de ésta en su colección: con cada adquisición emprende un nuevo viaje, estableciendo un fuerte vínculo de proximidad y diálogo con el artista que ve como fundamental a la hora de disfrutar y comprar arte. Podría decirse que lo que de verdad le interesa son los artistas, y las mentes de los artistas, de ahí que sólo coleccione a aquellos de su misma generación, puesto que lo que Antonio busca es compartir una visión, una sensibilidad y una forma de entender y actuar sobre el mundo. No hay duda de que el arte tiene la capacidad de estimular y reforzar la comunidad, de generar reflexión, diálogo e interacción, elementos imprescindibles cuando se quiere progresar como sociedad.
Ésta noción de cooperativismo da forma al título de la exposición, ‘Por el buen camino’, que alude a la idea de una cierta responsabilidad ética o propósito compartido con vistas a un bien común. A Antonio le atrae el arte que reclama su estatus como agente de cambio social. “Siempre pensé, y sigo pensando, que el arte debe servir no sólo para cambiarnos a nosotros mismos, sino también para cambiar el mundo que habitamos”. Las obras elegidas para esta muestra afrontan con mordacidad y sin tapujos situaciones críticas de nuestro presente. Recorren sucesos que aún repercuten en nuestro día a día como la disparidad social, la crisis inmobiliaria, los levantamientos árabes o la memoria histórica. Todas y cada una de ellas nos aguardan con un “un buen puñetazo en el estómago”. Entre sus creadores, internacionalmente reconocidos por sus polémicas intervenciones y su sólida labor de compromiso con la denuncia social y política, se incluyen Olalla Gómez, Núria Güell, Eugenio Merino (autor del polémico ‘Stairway to Heaven’ en ARCO 2010), el artista urbano Noaz y el carioca Andrés Senra.
Podrá visitarse en la C/ Cañizares 12, Madrid hasta el 29 de Enero. Para más información: www.slowtracksociety.com/es/por-el-buen-camino.