«Su influencia fue única en la cultura popular, ha permeado y cambiado más vidas que ninguna otra figura pública». Así describió David Buckley, biógrafo de David Bowie, el impacto del artista británico en la cultura contemporánea. El camaleónico cantante, que acababa de cumplir 69 años el pasado 8 de enero y había publicado un nuevo disco, ya vaga flotando por el espacio rumbo a Marte en busca del descanso eterno, tras cosechar una carrera cimentada en la transgresión, un talento único y un buen puñado de éxitos durante cinco décadas. Su legado incuestionable le mantendrá con el paso de los años como el artista irrepetible que fue capaz de subvertir y reinventar la música pop-rock.
Provocador, ambiguo y ecléctico, David Robert Jones, conocido como David Bowie, cambió para siempre el pop-rock tras irrumpir en la escena musical británica a finales de la década de los años sesenta. El precoz Bowie debutó con 'Liza Jane' a la edad de 17 años, aunque sin ninguna repercusión. Tuvo que esperar hasta 1969 para alcanzar su primero éxito discográfico: 'Space Odissey', con el que logró auparse hasta los primeros puestos de las listas de ventas de Reino Unido y Estados Unidos. Era la confirmación de la carrera musical de un visionario. La canción, influenciada por '2001: Una odisea en el espacio' del director Stanley Kubrick, ya contenía toda la esencia del artista a lo largo de su carrera: lo espacial, el futurismo, la soledad, la muerte. La fulgurante carrera musical del cantante de Brixton no había hecho más que empezar.
Sus siguientes discos, 'The Man Who Sold the World' (1970), 'Hunky Dory' (1971) y, sobre todo, 'The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars' (1972), continuaban la estela de su primer trabajo, entre el pop, el rock psicodélico y el music hall. De la mano de su estrafalario, andrógino y sideral álter ego Ziggy Stardust, Bowie se convertía en un icono de la cultura popular gracias a la célebres 'Starman' y 'Life on Mars?'. El joven artista transgredía las normas establecidas con su llamativo traje, su impactante melena roja y una buena dosis de brillo en los ojos. Un personaje para la posteridad que disfrutó de un éxito arrollador aunque efímero. Los marginados a los que hacía referencia en 'Changes' se sentían fascinados por su androginia e imitaban el estilo de su ídolo. Abarrotaban sus conciertos vestidos y maquillados como su referente. Era la época del glam-rock. La época de la provocación.
A estos éxitos le seguiría la conocida como 'Trilogía de Berlín', una serie de álbumes -'Low', 'Heroes' y 'Lodger'- grabados en colaboración con Brian Eno. El primer trabajo estaba influenciado en parte por el sonido Krautrock de bandas como Kraftwerk. En los otros dos, Bowie se adentraba en terrenos desconocidos, que dieron como resultado una mezcla de new wave y world music. 'El Duque Blanco', como también se le solía denominar con frecuencia, seguía apostando por la innovación y la experimentación.
Sin embargo, no conforme con su brillante trayectoria musical, el hombre de la mirada bicolor -al contrario de la creencia generalizada no nació con heterocromía, sino que se quedó con una pupila dilatada de forma permanente fruto de un puñetazo que le propinó un amigo suyo a los 15 años, de ahí que tuviera un ojo más oscuro que otro- también decidía probar suerte en el mundo del cine. El polifacético artista participó en más de 35 películas, muchas de ellas se han convertido en cintas de culto como el filme de ciencia-ficción 'El hombre que cayó a la Tierra' (1976), 'Gigoló' (1977) al lado nada más y nada menos que de Marlene Dietrich, 'Feliz Navidad Míster Lawrence' (1983) -su mejor trabajo como actor- o la sensual y delirante historia de vampiros 'El ansia' (1983), junto a Susan Sarandon y Catherine Deneuve. Sus incursiones en el séptimo arte también le llevaron a participar en otros títulos más comerciales, como 'Dentro del Laberinto', 'La última tentación de Cristo', 'El prestigio' o 'Zoolander'.
Ya en la década de los años 80 el artista se convierte en una estrella de masas gracias a discos como 'Let's Dance', 'Tonight' y 'Never Let Me Down'. El indómito artista, siempre inquieto y ávido por experimentar, no dejaría de crear hasta prácticamente su muerte. El pasado 8 de enero, coincidiendo con la fecha de su 69 cumpleaños, 'el Camaleón' publicaba el último de sus 25 álbumes: 'Blackstar', un disco de aires jazz y toques electrónicos y que ha sido aclamado por la crítica.
En total, Bowie ha vendido 136 millones de discos a lo largo de su dilatada carrera. Ha recibido nueve discos de platino, once de oro y ocho de plata en el Reino Unido y cinco de platino y siete de oro en Estados Unidos. En 2004, la revista Rolling Stone le posicionó en el puesto número 39 de su lista de los cien artistas de rock más importantes de todos los tiempos. El cantante se ha convertido en un icono durante varias décadas y su influencia continúa a día de hoy vigente en artistas tan variopintos como Marylin Manson, Boy George o Lady Gaga.