viernes, septiembre 20, 2024
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Un sello para honor de Fernando VII y desprecio de Isabel II

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El sello contiene  una hoja bloque desplegable, en la que se ve el escenario y la sala de butacas y, como protagonista principal en el centro de la escena, el  edificio que alberga el Teatro de la ópera de Madrid.

El sello  tiene un tamaño mayor al habitual. El valor postal de los sellos será de 3,15 euros. La distribución a los puntos de venta cesará el 31 de diciembre de 2019, no obstante, conservarán indefinidamente su valor a efectos de franqueo.

El día que Fernando VII paseaba por la Plaza de Palacio

En 1817, efectivamente hace dos siglos, Fernando VII paseaba en frente de Palacio, no se sabe muy bien si después de haber superado el pronunciamiento de liberal de turno, en este caso del general Lacy, y ordenó a sus lacayos la remodelación de la Plaza de Oriente y el diseño de un teatro de la ópera en el mismo solar donde se ubicó el Teatro de los Caños del Peral.

Y el día que Isabel II lo abrió.

El Rey no hizo otra cosa que expresar su deseo pero, en realidad el Teatro es de Isabel II. Hasta el 23 de abril de 1818 no tuvo lugar la colocación de la primera piedra del teatro, pero no fue tras  “32 años de obras y 42 millones de reales de vellón invertidos” cuando en Noviembre de 1850 se inauguró el Teatro Real, siendo reina Isabel II.

2.800 espectadores, dos salones de baile, tres salones de descanso, una confitería, un café, un tocador y un guardarropa, excelentes ideas que se copiaron, sin más, de los grandes centros de la época en Nápoles y Milán.

El Teatro fue un punto de referencia para lírica europea: Gayarre, Giovanni Mario, Enrico Tamberlick, Miguel Fleta, la soprano Rosina Penco y la “diva”  de la época, Adelina Patti. Hasta Verdi, en 1863, asistió al estreno de La Forza del destino.

Deterioro y reapertura

No vivió buen periodo el Teatro a partir de la I República, se fue deteriorando y cerrado en la Dictadura de Primo en 1925, que lo situó en ruina hasta su recuperación real en 1966. Desde esa fecha hasta 1988, con la apertura del Auditorio Nacional, el Teatro Real fue la única sala de conciertos de Madrid, en la que desarrollaron sus temporadas tanto la Orquesta Nacional como la recién creada Orquesta Sinfónica de RTVE.

En 1984, el Ministerio de Cultura plantea su intención de recuperar el teatro como sala operística y se inicia una segunda rehabilitación. Tras el largo proceso de obras, el 11 de octubre de 1997, el Teatro Real reabrió sus puertas como teatro de la ópera con un programa doble compuesto por la obra La vida breve y el ballet El sombrero de tres picos, ambas de Manuel de Falla.

En realidad lo que el sello celebra es esa reapertura que le ha confirmado como una institución escénica de referencia en Europa. 

J.B.

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