Su actuación el pasado mes de julio en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, que a él mismo sorprendió porque, como confiesa, «nunca, ni harto de vino, pensé que actuaría en él porque crecí de espaldas a la música clásica», fue lo que le dio a él y a Universal la idea del por qué no volver a los escenarios, algo que ahora se va a convertir en realidad.
Miguel Ríos, después de despedirse de los escenarios en 2011, con su ‘Bye, bye Ríos, hasta el final’, sólo había vuelto a los mismos por un «caramelo», como él mismo dice que fue la gira con Víctor Manuel, Ana Belén y Joan Manuel Serrat, a comienzos del pasado año. Ahora, otro «caramelo», el poder fusionar la música clásica con el rock and roll, «a ver quién le dice que no a una sinfónica», le va a permitir sacar un nuevo disco e iniciar una última gira, «de 15 o 20 conciertos como mucho», gracias a Symphonic Rock.
El cantante asegura que lo del Palacio de Carlos V, en su tierra, «era algo que me ponía, fue muy emocionante, era una quimera más que un sueño, porque ese espacio abrió las puertas también de lo clásico al flamenco», aunque precisa que «el que ese concierto se convirtiera en gira fue algo ajeno a mi».
Según él, «lo bueno que tiene una sinfónica es que tienes un director que impide que te cruces, eso te relaja, te da autonomía para tener más capacidad sentimental». La selección de los temas puntualiza que «ha sido difícil y tenía la preocupación de que no fuera una repetición baladística porque la pata rockera tiene una dificultad máxima, pero era una prueba a la que quería someterme y someter a la propia orquesta».
Todos los temas asegura que «los he escogido yo, porque nadie tiene mi conocimiento emocional de las canciones». Esas diez canciones, las que van en el disco y las que tocará en los conciertos, son ‘Memorias de la carretera’, ‘Bienvenidos’, El río’, ‘No estás sola’, ‘Boabdil el chico’, ‘Todo a pulmón’, ‘Antinuclear’, ‘El sueño espacial’, ‘Santa Lucía’ («He tocado esta canción, menos al revés, de todas las formas posibles, y que ahora pueda sonar en toda su dimensión, con una carga sonora así, es un premio») y ‘El rock de una noche de verano’, a las que acompañará con un ‘Medley Rock&Roll’, bien acompañado por los 50 músicos de la Orquesta Ciudad de Granada.
Análisis actual
Durante la presentación de ambos proyectos en el Teatro Real de Madrid, uno de los lugares que compondrán la gira que comenzará el 21 de junio en Barcelona, comentó que «ésta va a ser relajada, para recuperarme», y apuntó que «mi única preocupación es tener bien la garganta, no ver caras largas durante los viajes y conciertos». Eso sí, aseguró que entre las condiciones que había impuesto para hacerla no estaba el de los sitios donde tocar, aunque al respecto apuntó que «con una sinfónica no se puede ir a una feria, el entorno sonoro debe ser bueno». Lo único que lamenta al respecto es que tengan que ser auditorios no muy grandes, «me gustaría que fuera a precios populares pero ya se sabe que la ley nuestra es a menos asientos, más caros».
A sus 73 años, Miguel Ríos tuvo tiempo también para hacer un balance de la música actual, en comparación con la de sus inicios y comentó que la misma va en consonancia con los tiempos que corren. Por ese motivo lamentó que «ahora mismo la sociedad española está adocenada, y la música es de encefalograma plano».
Eso sí no lo ve negro del todo ya que cree que «si las mujeres siguen con sus reivindicaciones va a haber gente que cante ese movimiento». Según él, «el pensamiento único trajo consigo acción cero, pero la canción de lucha volverá». A pesar de todo considera que «la música no está en decadencia en nuestro país, pero sí en franco abandono de medios de comunicación que pongan música y de cuartos, porque si no pones dinero a la difusión no difundes».
Sobre lo de fusionar tipos de música muy distintos, puntualizó que «el rock es algo vivo que ha contribuido al desarrollo del ser humano, como la música clásica en otros tiempos, pero la separación de géneros no viene marcada por los músicos». Y por supuesto también tuvo un recuerdo especial para uno de los grandes momentos de su trayectoria, el ‘Rock & Ríos’, que dijo que «ayudó mucho a la profesión, porque la movida aquí era como un punk rosado y este pelotazo tan grande para el rock hizo que las compañías pudieran invertir en muchas bandas, como Leño, Asfalto, Topo…».
M. Arroyo