Como una diosa nórdica venida a los escenarios españoles para compartir su «energía femenina», la cantante londinense ha utilizado su portentosa voz para «conectar con la empatía, el amor y la compasión», tal como ha dicho durante el concierto.
Ocho músicos han ayudado a llevar el mensaje de Florence hasta el corazón de los presentes, que han seguido hipnotizados los movimientos sinuosos de la intérprete sobre el escenario y las inflexiones de su voz.
El concierto ha empezado con dos temas de su nuevo álbum «High as Hope», en el que habla de anorexia, suicidio y desamor con más valentía de la que cabría esperar de su aspecto delicado y vulnerable.
Tras «June» y «Hunger», ha empezado a alternar canciones de sus tres discos anteriores, siempre buscando la luz y ahuyentando demonios.
«Hola Barcelona, bailad conmigo», ha saludado antes de empezar a dar vueltas sobre si misma como un espíritu poseído y a dar saltos cual duende de los bosques a punto de emprender el vuelo.
«Expulsar a la masculinidad tóxica», ha añadido mientras anunciaba «Patricia», dedicada a su idolatrada Patti Smith; y seguro que ha sido expulsada, aunque haya sido sólo durante las casi dos horas de concierto, porque las palabras de Florence son órdenes para sus seguidores, que conocen el poder de esta mujer compleja que hermana fragilidad con entereza.
Un poder que ha demostrado durante la interpretación de «Dog Days are Over», cuando ha pedido al público que se abrazara, se besara y se dijera «te quiero», aunque no se conocieran, y los espectadores se han fundido en un abrazo.
En esta canción les ha suplicado que escondieran los móviles, y así lo han hecho, de la misma manera que los han sacado todos a la vez cuando ha pedido que utilizaran la linterna de sus aparatos para iluminar «Cosmic Love».
La fuerza interior de Florence ha ido creciendo según avanzaba el concierto y ha perdido ligereza para adquirir más solidez en temas como «Moderation», en el que ha sacado su alma negra, o en «What Kind of Man», donde ha dado rienda suelta a su faceta más roquera.
Este tema ha cerrado un concierto intenso, enmarcado en un escenario elegante, con telas colgando del techo y tarimas de madera con tonos ocres, muy terrenales, quizás porque Florence quiere tocar tierra, a pesar de su tendencia levitar, y en este disco habla de cosas tremendamente reales, como «South London Forever», dedicada a su infancia y adolescencia en el sur de Londres, o «Hunger», sobre sus dolores más hondos de aquella misma época.
Las mujeres están muy presentes en el disco, en el que, además de a Patti Smith, rinde homenaje a su hermana y menciona otras muchas mujeres importantes para ella.
«Noto una fuerte energía femenina aquí, entre nosotros», ha asegurado, mirando tanto a mujeres como hombres; una energía dulce a ratos, rabiosa en otros momentos y valiente siempre, como cuando se ha dado un baño de masas catártico mientras cantaba «Delilah»
El concierto ha culminado en los bises con «Shake it Out», su canción más conocida, y todo el público cantando feliz y liberado de sus fantasmas.
Redacción