viernes, noviembre 22, 2024
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«Como pez fuera del agua», taquillazo italiano que nace «de la desesperación»

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«La gente necesita reírse, pero hago notar que algunas comedias nacen de la desesperación. Veo mi país partido, dividido, y la película surge por estas ganas de contárselo a todos, sin esconder nada. Espero que sea útil», comenta el italiano, de visita promocional estos días en Madrid.

Y aclara que hace comedia porque quiere llegar a la mayor cantidad de gente posible: «Esto es una historia real que habla es de la ruptura que sufre mi país en este momento. Y conste que lo hago porque amo a mi país», insiste.

Heredera de los «Ocho apellidos» vascos y catalanes, y de los «Bienvenidos» al Norte y al Sur, la película ha recaudado más de diez millones de euros y ha sido vista en Italia por más de dos millones de espectadores.

Milani se enorgullece al explicar el que éxito de la película se debe a que «ha gustado en cines de periferias igual que en las salas exclusivas del centro; algo ha pasado -apunta- y espero que haya sido, por una vez en la vida, la capacidad de escuchar al otro».

«Como pez fuera del agua» (en el original, «Come un gatto in tangeziale»), nace de la propia experiencia del cineasta hace un par de años cuando su hija adolescente le habló de su primer amor, «un chico que vivía en Bastogi, uno de los peores barrios de la periferia de Roma», explica Milani.

Y eso justo es lo que le pasa a Giovanni (Antonio Albanese), un asesor político que se dedica a pensar soluciones para reurbanizar la periferia de Roma, cuando se entera de que su preciosa (y pijísima) hija y el hijo malote de Mónica (Paola Cortellesi), vecina de uno de los suburbios más peligrosos de la capital, han iniciado una relación.

Ambos progenitores deciden, por motivos muy diferentes, que ese noviazgo no puede seguir adelante.

Con esa premisa, Milani juega al disparate de juntar dos mundos opuestos; es imposible no reírse de las reacciones forzadas de Albanese y Cortellesi, dos de los rostros más conocidos de la televisión italiana, tratando de entender el modo de vida del otro, sólo por amor a sus hijos.

Así, el choque les lleva a un cine de versión original (Mónica se duerme) mientras los hijos van a una fiesta de un asesor financiero amigo de Antonio donde les roban cazadoras y móviles, primera pista de que nada va a ser lo evidente.

«Una cosa lo teórico y otra vivirlo. Cuando me pasó entendí cuánta hipocresía hay en quienes hablan de estos barrios sin conocerlos», comenta Milani.

Así, lo que propone el director de «Benvenuto, Presidente» (2013) es «juntar estos mundos y dejar que uno absorba al otro, que es lo que deberíamos hacer todos: intentar escuchar al otro».

Como ejemplo pone la distancia («el abismo», dice) que hay entre la popular y abarrotada playa de Coccia di Morto (en Fumicino), y la de Capalbio (en la reserva natural de la Maremma), ambas en la cinta.

«Es muy raro que se crucen sus mundos y no por los 150 kilómetros que las separan, sino porque son personas que podrían estar más cerca, pero nunca se van a conocer».

«Creo que cuando se aman mucho las cosas, y yo amo mucho a mi país, hay que hacer evidentes las contradicciones. Estoy convencido de que, aparte de esperanza, hay una oportunidad real de cambio».

El problema, añade, «es el conocimiento, o mejor, el desconocimiento pero, como ocurre en la película, estoy seguro de que hay un momento para que esos dos mundos encuentre un punto en común».

La cinta llega a las salas españolas el viernes 24 de mayo. 

 

Estrella Digital

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