viernes, noviembre 22, 2024
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Una doble muestra redescubre a García Lorca a través de las casas donde vivió

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«Federico, santo y señas. Las casas de Lorca en la Vega y Granada» es el título de esta muestra que, comisariada por Alejandro V. García y con montaje de Alejandro Gorafe, acoge tanto la Sala Granero del Museo Casa Natal como el Centro de Estudio Lorquianos y que se inaugura dentro de los actos conocidos como «5 a las 5».

La doble exposición, que podrá visitarse hasta el 30 de septiembre, recopila, a través de paneles, fotografías conocidas y textos del poeta, además de los de familiares como Isabel o Francisco García Lorca, que ahora pretenden mostrarse «de otra forma», ha explicado García.

Según su comisario, más allá de los personajes que aparecen en las instantáneas, que se exhiben junto a documentos y planos inéditos de algunas de las viviendas, interesa el «fondo» de esos entornos y estancias, cuya estética a veces Federico puso «patas arriba» con sus aportaciones.

La importancia de las casas, que acabaría viéndose también reflejada en su obra poética y teatral, se acompaña de curiosidades, anécdotas y recuerdos.

La diputada de Cultura y Memoria Histórica y Democrática en funciones, Fátima Gómez, ha explicado que se pretende poner de manifiesto la «dualidad» que existía entre el Federico rural y el urbano, y volver a reivindicar su figura «en toda su complejidad y aristas», 121 años después de su nacimiento.

La tierra y el asfalto, el cortijo y el piso, la Vega ancha y el entorno chico y amistoso de la plaza del Campillo se dan cita en esta propuesta expositiva que recorre los inmuebles donde vivió Federico y que se «acerca» a dos pisos de la capital granadina, en la Acera del Darro y la del Casino, actualmente destruidos.

El primero de los entornos abarca la casa natal de Fuente Vaqueros, la de labranza de Valderrubio -antigua Asquerosa- y la propia Huerta de San Vicente, y se extiende por los cortijos de Daimuz y de la Gariba, las fuentes de la Carrura y la Teja, las riberas del Cubillas y el Genil y la vega de Zujaira.

En Fuente Vaqueros habían vivido en dos casas, la de la calle de la Trinidad, donde nació Federico, y la de la Iglesia, hoy destruida.

En 1906 marcharon a Valderrubio y repitieron el mismo rito de paso, ya que alquilaron una vivienda en la calle Ancha y después se cambiaron a otra mucho más amplia en la calle Iglesia.

El entorno más urbano está constituido, por otra parte, por las tres viviendas que la familia habitó entre 1908 y 1933, año en que los padres, siguiendo a sus hijos, abandonaron Granada por Madrid.

A partir de entonces regresaron no obstante todos los veranos a la última propiedad que les quedaba, la Huerta de San Vicente, mezcla del sosiego rústico de la campiña con los adelantos de una mediana ciudad de provincias, explica su comisario, Alejandro V. García.

La influencia de estos entornos mantuvo siempre presente a Federico este paraíso original, del que llegó a escribir: «Toda mi infancia es mi pueblo. Pastores, campos, cielo, soledad. Sencillez, en suma».

La inauguración de esta doble exposición abre esta tarde los actos del «5 a las 5» en conmemoración del 121 aniversario del nacimiento de Federico, en el que se hará entrega del Pozo de Plata, máxima distinción del Patronato Cultural García Lorca de la Diputación, al poeta Luis García Montero.

 

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