Como actor, Hill (California, 1983) ha trabajado con Scorsese, Tarantino o Apatow. De ellos ha tomado apuntes para filmar esta crónica de los años noventa en Los Ángeles, localización espacio-temporal de su propia adolescencia.
El filme, elegido por la Asociación de críticos de Estados Unidos como una de las diez películas independientes de 2018, tiene guiños a la cinta de culto «Kids», cuyo guionista, Harmony Korine, hace un cameo en el debut de Hill, pero sobre todo remite a aquella cita de «Los descendientes» que equiparaba a las familias con un archipiélago: separados, pero parte de un todo.
El preadolescente Stevie (Sunny Suljic) es una isla: su hermano mayor y su madre, las otras dos restantes. Ian, interpretado por el nominado a un Oscar Lucas Hedges, tiene dieciocho años y la capacidad emocional de una cucharilla de té: incapaz de exteriorizar sus sentimientos, la violencia resulta su vía de escape ideal.
Para Stevie crecer es doloroso, en parte por los golpes que recibe a lo largo de los casi 90 minutos de cinta, en parte por una dinámica fraternal alejada de lo idílico. Stevie busca en Ian un referente, pero este es incapaz de relacionarse con su hermano sin brutales palizas de por medio.
En el lado opuesto, su joven madre soltera (Katherine Waterston), que solo asumió su responsabilidad familiar tras el segundo embarazo y que quiere y cuida a Stevie, aunque abusa de los detalles cuando le habla de sus relaciones románticas.
En este núcleo familiar centra Hill su reconstrucción de la nostalgia, grabando a los actores con una cámara de 16 milímetros, con un formato de cuatro tercios al servicio de la estética melancólica del cinematógrafo Christopher Blauvelt («Nobody Walks», «No te preocupes, no llegará lejos a pie»).
A ésta se suma una potentísima banda sonora que serpentea entre The Cure, Morrissey y las canciones originales de Trent Reznor y Atticus Ross, ganadores del Oscar por su trabajo en «La red social».
A ritmo de batería, el joven de ojos azules encontrará consuelo y compañía en un grupo de chicos que patinan en la calle, vestidos con camisetas anchas y Air Jordan desgastadas, y a quienes conoce por azar.
Con ellos, Stevie descubre un abanico de masculinidades a las que imitar: desde el carismático Ray, un joven afro-americano que quiere «salir del barrio» convirtiéndose en patinador profesional, al poco elocuente Fourth Grade, un aspirante a director de cine que graba las aventuras del grupo con su cámara.
El grupo de jóvenes genera en el protagonista una confianza y autoestima desconocidas hasta el momento. Con ellos, descubrirá la California marginal y los dilemas de los adolescentes: el sexo, la importancia del estatus y el poder de la violencia marcarán su entrada en la edad adulta.
El director californiano expone su amor por el mundo del «skate» a través de estos personajes, interpretados por patinadores profesionales: Gio Galicia, Na-Kel Smith, Olan Prenatt y Rider McLaughlin.
Como actor, Hill ganó popularidad con comedias como «Virgen a los 40», «Supersalidos» o «Infiltrados en clase», aunque en 2011 viró hacia el drama. Desde entonces, ha sido nominado al Oscar en dos ocasiones, por sus interpretaciones en «Moneyball» y «El lobo de Wall Street».
Con su ópera prima, «En los 90», firma una carta de amor, tierna, consciente y emotiva al mundo del «skate» y a la ciudad que le vio crecer.
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