viernes, noviembre 22, 2024
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El Liceu abre temporada con un «Turandot» con estética de videojuego

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«Pueblo de Pekín, la ley es ésta», pronuncia el emisario del emperador al inicio de la obra, pero ese Pekín ya no es el del pasado, el que imaginó Núria Espert en 1999, sino que ahora se trata de una China del futuro ideada por el director de escena Franc Aleu.

Sobre el escenario del teatro ha desfilado un reparto de lujo para este nuevo «Turandot» encabezado por la soprano Iréne Theorin, en el papel de Turandot; el tenor Jorge de León, que da vida al príncipe extranjero Calaf; Ermonela Jaho, en el rol de la esclava de Timur; Chris Merritt, como Altoum, emperador de China; y Alexander Vinogradov, como Timur, rey tártaro destronado y padre de Calaf.

Una gran pirámide presidía el espacio escénico emulando el trono del emperador y el hogar de Turandot.

En el inicio de la velada, sobre el escenario los coros, con un vestuario futurista y unas gafas que reflejaban haces de luz que tan pronto asemejaban ese ejército que imaginó Pink Floyd en su ópera-rock «The Wall» como los personajes de «Metrópolis» y esa escalera hacia el infinito.

Una impresionante estructura giratoria con seis bloques de escaleras, coronada por dos brazos robóticos que sirven de alegoría del poder y de la sociedad contemporánea en sus obsesiones más morbosas.

Los tres actos han compartido la misma escenografía, pero han ido cambiando en cada escena, como en los cambios de pantalla de un videojuego.

También ha destacado el vestuario de los cantantes, obra de Chu Uroz, lleno de detalles tecnológicos como luces led controladas por wifi, como los de Turandot, visualmente una Dama de Elche del siglo XXI, y con unos aires apocalípticos que bien podrían ser extraídos del filme «Mad Max».

Las más de 2.000 personas que llenaban el anfiteatro ha ovacionado al elenco, especialmente a Ermonela Jaho, durante casi nueve minutos, pero no ha faltado alguna crítica a la escenografía entre los más entendidos, que la han visto meramente efectista y con menos riesgos que la que firmó Bob Wilson el pasado año en el Teatro Real de Madrid. Sin embargo, cuando ha subido al escenario Franc Aleu también ha sido aplaudido.

Un veinte aniversario es una buena ocasión para lucir las mejores galas como se ha podido comprobar en la alfombra roja, por la que han desfilado políticos como los ministros de Cultura y Sanidad, José Guirao y María Luisa Carcedo, la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, y la de la Diputación, Núria Marín.

El inicio de temporada ha atraído también a famosos como los actores Josep Maria Pou, Pere Arquillué, Roger Coma, Eduard Farelo y Nora Navas, la modelo Antonia Dell’Atte, el artista Joan Fontcuberta, el modisto Custo Dalmau, el presentador Manel Fuentes, los cantantes Els Amics de les Arts y Alfred García, los cineastas Isaki Lacuesta, Ventura Pons, o el escritor Albert Sánchez Piñol.

La famosa aria «Nessun Dorma», en el tercer acto, ha marcado uno de los momentos más emotivos de la ópera, que además hace una reivindicación feminista en la parte final de la ópera a través de los personajes de Liù y Turandot, que se funden en un prolongado beso de amor, cuando la primera yace ya muerta.

La puesta de largo de la temporada ha coincidido con el estreno de una nueva fachada, que incluye la intervención en el reloj, la iluminación y las vidrieras wagnerianas.

 

Estrella Digital

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