sábado, noviembre 23, 2024
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Carmen Thyssen no pretende vender el «Mata Mua», que volverá si hay acuerdo

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La colección de Tita Cervera, es una de las mejores que todavía permanecen en manos privadas, está depositada gratuitamente en el Museo Thyssen desde 1999, son medio millar de obras, de las que se exponen unas 240 y que cuenta con piezas de Gaugin, Picasso o Monet y nada tiene que ver con la que España compró a su marido en 1993.

Cuando el museo madrileño reabrió el pasado sábado tras casi tres meses cerrados por la pandemia, faltaban varias obras: «Caballos de carreras en un paisaje (1894), de Degas; «Martha Mckeen’ de Wellfleet» (1944), de Hopper, «El puente de Charing Cross» (1899), de Monet, y la joya de la colección, el «Mata Mua» de Gauguin.

El miedo a que la baronesa Thyssen pudiera venderlo como sucedió con «La esclusa», de John Condestable, por casi 28 millones de euros en 2013 hizo saltar las alarmas, a las que se sumó las declaraciones del ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, que ayer aseguró que el Gobierno no está en disposición de pagar los 40 millones de euros en que está valorado la singular obra.

El movimiento fue visto como una manera de ejercer presión por parte de la baronesa, que en numerosas ocasiones ha mencionado que no tiene liquidez -la colección está depositada gratuitamente- y necesita disponer de su colección y poder prestarla. «En absoluto es para presionar», ha dicho hoy Ángel Acebes.

Los abogados de la baronesa estuvieron «muy cerca» de concretar un acuerdo con el anterior ministro, José Guirao, pero su cese lo impidió. El acuerdo, asegura el abogado, no estaba cerrado del todo.

Fuentes de aquella negociación revelaron  que las conversaciones establecían una protección especial para «Mata Mua», justo por su valor simbólico.

«Tenemos toda la voluntad de retomarlas y cerrar un acuerdo cuanto antes», añade ahora Acebes, que sobre los cuatro cuadros que faltan dice que alguno «podría venderse», aunque no aclara cuál, pero que ninguno lo está ahora mismo y no hay conversaciones avanzadas con ningún vendedor. «Si hay acuerdo (con el ministerio) el ‘Mata Mua’ volverá», asegura.

El cuadro de Hopper se encuentra en la Fundación Beyeler, en una exposición en Basilea, de los otros tres se desconoce el paradero.

El desconcierto por el movimiento de la baronesa y la falta de acuerdo con el Ministerio de Cultura es generalizado en el mundo del arte. La obra de Gaugin es una pieza única, con un valor incalculable y su permanencia en España siempre ha sido central en las negociaciones entre la baronesa y el Gobierno.

«Las pérdidas patrimoniales son irrecuperables», explica el galerista Guillermo de Osma. El precio de 40 millones de euros que recoge el acuerdo es «más que razonable», asegura el galerista.

En una subasta pública estima que podría alcanzar los 80-100 millones de euros. Se trata de un cuadro de su primer viaje a Tahiti, y todos los de aquella época, explica, están en museos de referencia, como el D’Orsay de París o el Met de Nueva York, recuerda.

Si España lo pierde será, a su juicio, «irrecuperable». La compra de patrimonio cultural, explica, «hecha con cabeza», es algo que nunca se deprecia, y recuerda lo provechoso que fue la compra de la colección del Barón Thyssen, por 42.000 millones de pesetas (unos 400 millones de dólares de la época), una cantidad que ahora parece ridícula.

Carmen Thyssen siempre ha defendido que quiere que su colección permanezca en España junto a la de su marido, en Madrid, y sigue queriendo que sea así, según Acebes. Pero también es cierto que no ha conseguido llegar a un acuerdo con la decena de ministros que se han sucedido en el cargo desde 1999.

Con la marcha del «Mata Mua» del Thyssen se abre un capítulo incierto, no solo por si se vende, sino porque, como reconoce el ministerio de Cultura, ha sido excluido del préstamo de cesión. La nueva prórroga de la cesión de las obras está vigente hasta septiembre.

La colección Carmen Thyssen y su núcleo principal es la pintura holandesa del siglo XVII, el «vedutismo» del siglo XVIII, el paisajismo naturalista del XIX, tanto francés como norteamericano, el impresionismo, el postimpresionismo y las primeras vanguardias del siglo XX, con especial énfasis en el expresionismo alemán. 

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