«Hemos escuchado y apreciamos el fuerte mensaje que envió al CEO de Facebook», señala la carta, a la que hemos tenido acceso, en referencia a la videoconferencia que mantuvo Breton con Marck Zuckerberg, en la que le pidió que se adapte a los valores de la UE y que controle la desinformación relacionada con el coronavirus.
Los cineastas piden una reunión con Breton para «inventar juntos soluciones innovadoras, atrevidas y concretas para permitir que las películas y la cultura europeas lideren el camino hacia un futuro brillante».
Porque, agregan, «rendirse ahora significa abrir el camino a ‘Big Brothers’ y aceptar la desaparición insidiosa de la cultura europea en favor de la distracción permanente, reduciendo a los ciudadanos a meros consumidores».
«Esta destrucción cultural dejará colonizadas las mentes europeas y permitirá a los gigantes digitales, chinos o estadounidenses, gracias al ‘poder blando’, expandirse libremente en otros campos», señalan Almodóvar, Costa Gavras, Cristina Comencini, Luc Dardenne, Hugo Gelin, Jeanne Herry, Pierre Jolivet, Kamen Kalev, Claude Lelouch, Radu Mihaileanu, Cristian Mungiu, Olivier Nakache y Eric Toledano.
Además recuerdan que en 1990 Europa tuvo que tomar «decisiones valientes para implementar la excepción cultural, que desde entonces ha sido promulgada por 183 países».
«Somos cineastas europeos y, como usted, está claro para nosotros que después de esta crisis mundial de salud, Europa tiene una cita con la historia. ¿Qué quedará de la cultura europea si no logra alcanzar a los gigantes digitales no europeos? Nos negamos a correr el riesgo de ser reducidos a una colonia, y sostenemos que Europa no sobrevivirá sin su cultura, ya que se define menos por su geografía que por la comunidad de culturas que une a sus pueblos».
Los cineastas apuntan a que las cuatro grandes tecnológicas -Google, Amazon, Microsoft y Apple- «se han vuelto mil veces más poderosas» y «más ricas que nunca» mientras otras naciones y sus industrias colapsaron.
«Los estados europeos, a través de su solidaridad, aún pueden controlar este crecimiento, con coraje y con el apoyo de sus ciudadanos», señala la carta, que también resalta que la pandemia ha permitido «a las naciones europeas darse cuenta del peligro que representa una pérdida de autonomía y comprender la necesidad de soberanía cultural».
Y evitando impuestos, esas grandes compañías han contribuido «muy poco a la financiación de hospitales, educación y todos los sistemas vitales de las democracias europeas».
Por eso piden a los estados europeos que se establezcan «regulaciones estrictas» y «sanciones apropiadas», algo que no será una tarea fácil, pero sí esencial.
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