«50 anys. València, seda i foc» («50 años. Valencia, seda y fuego») se titula la muestra del Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (MUViM), un análisis de la obra y la trayectoria de Montesinos, referente de la moda española y de Valencia, transgresor, irónico y folclórico, que permanecerá abierta hasta finales de año y se repetirá en el Museo del Traje de Madrid y el Museo Textil y de la Indumentaria de Barcelona, dos ciudades clave en la vida del diseñador.
La bienvenida a la exposición la da la «geganta» Carmen Alborch (un gigante de las fiestas populares con la cara de la política y exministra socialista), ataviada con telas de Montesinos, preludio del colorido que el visitante verá en las creaciones (trajes de torero, vestidos de novia, de clavariesa, de fiesta, con un color, el rojo, como predominante) y en las fotografías de los desfiles que ha protagonizado a lo largo de su carrera.
Según Montesinos, montar esta exposición en Valencia posiciona a la ciudad en la vanguardia del diseño y la moda, donde siempre ha estado ya que fue «la capital más moderna de este país» en todos los campos creativos en una época en la que Madrid «estaba llena de valencianos, el único manchego era Pedro Almodóvar» y en la que «decir que eras valenciano te abría las puertas de cualquier sitio».
La exposición recoge también numerosas fotografías de personalidades, portadas de revistas, objetos diseñados por Montesinos y el proceso de construcción de su tienda en 1972 y de su equipo y la conformación de su marca de moda y su proyección internacional.
Para el comisario de la muestra, José Vicente Plaza Almenar, en el proceso creativo de la exposición, que se ha prolongado durante dos años, se han tenido que dejar fuera muchos de los trajes que proponía Montesinos y que cedían personas que hasta guardan sus vestidos en sombrereras o han utilizado sus diseños tres generaciones de la misma familia.
Su eclecticismo, sus diseños transgresores y su modernidad quedan reflejados en los trajes expuestos, con estampados «como hijo del pop» sacados de la baraja española, las fallas o hechos internacionales, que recuerdan «nuestra historia más cercana» con más de 300 piezas que tienen un final «sorpresivo», maniquís masculinos con burka y femeninos con vestidos de clavariesa.
«La moda ha sido el motor de mi vida profesional y personal», ha afirmado Montesinos, quien ha reconocido que su carrera ha sido «un paseo de éxitos y algunos tropiezos» vertiginoso, que nació en una Valencia que «no quería ser provinciana» y que en los ochenta recaló en «una plataforma más descarada» como fue el Madrid de la movida, a la que siguieron proyectos internacionales en China o Cuba y en otros en los que ha homenajeado a Lorca, Dalí y Balenciaga.
También se ha referido a Ibiza, «un mundo de color y fantasía» frente a un país que era «marrón o negro», una isla que ha sido «el motor más importante» de su creatividad y su libertad.
La exposición también ha sido víctima de la pandemia, ya que estaba prevista al acabar las obras de climatización del MUViM pero llegó el confinamiento a España, un tiempo en el que Francis Montesinos quitó todos los relojes de la vista y se puso a abrir cajones, y tuvo tiempo de pensar y «hacer mejor las cosas» en este proyecto de cincuenta años de su carrera.
El jefe de exposiciones del MUViM, Amador Griñó, ha destacado que la obra de Montesinos inaugura la nueva normalidad en el museo y como anécdota ha relatado que los ramos de flores diseñados por el artista -y que se han colocado en la presentación en el salón de actos- no han podido estar en la sala al ser material orgánico.
La subdirectora del MUViM, Carmen Ninet, ha señalado que Francis Montesinos es «lo contrario a la tiranía de la moda».
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