Ida Cuéllar, director de «El secreto del Doctor Grinberg», explica en una entrevista que conoció a este personaje durante un viaje a México en el que, en un pueblo, una mujer le habló «de un científico que había desaparecido hacía entonces quince años y que había sido secuestrado por la NASA».
«Más que decidir hacer la película, la película decidió que yo la hiciera», asegura el director, que se pregunta «cómo es posible» que «ahora nadie conozca en México a alguien que fue muy importante en su momento y que hizo unas investigaciones brutales, pero que de pronto desapareció».
Viajó a ese país para rodar solo durante un mes y medio, pero descubrió «una historia que era demasiado grande, con demasiadas tramas», y le costó «encontrar un tronco que sustentara la película y que enganchara al espectador».
«Decidí al final utilizar el ‘thriller’ como estructura básica, y a partir de ahí ir desentrañando todas las vidas e historias del personaje», explica Cuéllar, que buscaba «una estructura muy sólida que permitiera después volar hacia todos lados».
Grinberg, que ofreció conferencias en varios países y mantenía un vínculo con España, se encontraba en el clímax de su carrera en el momento de su desaparición e «iba a hacer un experimento entre la India y México para demostrar la base científica de la telepatía».
Cuando Cuéllar llegó a México, los allegados al científico «decían que fue un crimen pasional y que su segunda mujer le mató», pero lo que leyó le llevaba «a otro lugar» y la desaparición del comandante Padilla, quien había investigado el caso, le hacía ver «que todo parecía bastante orquestado».
La teoría que achaca su desaparición al FBI o la CIA es solo «una de las opciones», ya que Cuéllar apunta que «el héroe de la novela tiene una sola vida y una sola muerte, pero el mito tiene muchas vidas y muchas muertes».
«Grinberg fue científico, chamán, místico, poeta y un amante con una relación extraña con las mujeres, y cada una de las posibilidades de su desaparición viene a cerrar uno de estos personajes».
Para el director, «cada opción de la desaparición habla de una de las facetas de su vida», y Grinberg es «un personaje al que no se le puede leer literalmente, sino de una manera metafórica».
Con su documental, espera que el público «conozca a Grinberg para recuperar su figura y aquello en lo que él creía, la fusión del mundo científico materialista con un mundo más mágico e intangible al que el ser humano debería acercarse ahora».
«Deberíamos darnos cuenta de que lo físico y lo material no es lo único que existe, y de que se pueden crear puentes. Necesitamos un cambio de paradigma, y la única manera de salir del punto en el que estamos es cambiando nosotros por dentro. Los desastres del mundo son un reflejo de los desastres internos del ser humano».
José Luis Picón