viernes, noviembre 22, 2024
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«Yo fui a EGB»: Lápiz y goma de borrar para superar un «control sorpresa»

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Diez años después del éxito de «Yo fui a EGB», sus autores, Javier Ikaz y Jorge Díaz, invitan a viajar en el tiempo, a solas o en pandilla, a través de un libro-juego inspirado en lo mejor de los 70, 80 y 90. Un «control sorpresa» nostálgico en el que solo se podrá utilizar el lápiz y la goma de borrar.

El quinto libro de la saga «Yo fui a EGB» (Plaza&Janés), explica a Efe Javier Ikaz, es como un Cuaderno de Vacaciones Santillana, con actividades y pasatiempos en los que se pone a prueba el conocimiento sobre la época dorada de la EGB. «Es un control sorpresa, pero que nadie se asuste, no son ejercicios de clase, sino juegos».

«Es muy analógico y físico, frente a los anteriores libros en los que existía la opción del ‘e-book’, pero el sentido de este último es que cojas el lápiz y la goma de borrar», añade Ikaz.

Los capítulos están separadas por asignaturas, pero «lo llevamos a nuestro terreno, de forma divertida, al ámbito de las series, la música y la cultura general de aquellos años».

Así, no importa lo que se recuerde de los libros de clase, pero sí los conocimientos sobre el «Equipo A», «Verano Azul», «Los Goonies», «Grease» y todo lo relacionado con el cine, la música, la tele, los juegos y las costumbres de aquella época.

«Yo fui a EGB» está lleno de ilustraciones y fotografías, muchas de las cuales son obtenidas por sus autores gracias a la generosidad de su comunidad de seguidores, cerca de 1,6 millones en Facebook, 400.000 en Instagram y 200.000 en Twitter.

«Tenemos la suerte de tener un aula muy grande de EGB, que nos abren sus álbumes de fotos; por ejemplo van al pueblo y nos mandan una foto del típico muñeco de la época en casa de sus abuelo o preguntamos sobre el ‘Frigotiburón’ y una chica nos envía la foto de su comunión con el helado azul en la mano. Hay un goteo constante de fotos únicas, imágenes que no encuentras en internet».

También se da el caso de personas que llaman porque quieren desprenderse de objetos de esos años, como libros de texto de EGB, pegatinas de la serie «V» o ejemplares de las revistas Superpop. Todo estos tesoros los guardan en su oficina.

Al contrario de lo que ocurre ahora, los que asistieron a clase de EGB vieron los mismos programas de televisión, escucharon las mismas canciones, comieron las mismas chuches y jugaron a los mismos juegos.

Hoy, apunta, sería complicado emprender este tipo de proyecto. «Hay tantos canales de internet y televisiones… Antes teníamos una serie de dibujos a las tres y media y llegaba el fin de semana cuando veías ‘Willy Fogg’ y ‘D’Artacán» o ibas al supermercado y tenías los yogures Yoplait y Chamburcy y ahora tienes el 0,0, el sin azúcar, el de soja. Es más complicado coincidir en algo, aunque haya cosas como el fútbol o ‘Masterchef'».

Agrega que este libro-juego no solo está dirigido a los que fueron alumnos de EGB sino también a sus padres, porque es «una excusa para hablar de los años 70, 80 y 90 y eso ellos también lo han vivido; al fin y al cabo estamos hablando de cine, series, la ropa que llevabas y, por ejemplo, te invitamos a colorear los chillones chándal de táctel».

A partir del 17 de diciembre arranca en Valencia una exposición itinerante de «Yo fui a EGB» en la que se recrea desde una cocina de la época a un salón con sofás de skay y su mueble bar, pasando por una clase con actores que hacen de profesores o el plató del concurso «1,2,3». 

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