Nunca en 28 años desde la muerte de su hijo primogénito, había hablado José Mercé sobre aquel hecho. Lo hace por fin en su nuevo trabajo, más que un disco, «una obra» que le ha llevado tres años «codo con codo» con Antonio Orozco para relatar toda su vida en estas letras, con un sonido flamenco «vanguardista».
«Ha sido una terapia. Es la primera vez que tanto mi familia como yo hablamos de lo que le pasó a mi hijo Curro y a mí me ha servido mucho para liberarme también», reconoce en una charla con Efe ante la publicación este viernes de «El Oripandó» (Universal Music).
Cuenta que fue hace tres años cuando coincidió con Antonio Orozco en las grabaciones del programa de televisión de «La Voz» y allí le dijo un buen día: «Tengo algo dentro de mí que quiero hacer de mi vida y creo que la persona indicada eres tú».
«Le escogí por su sensibilidad y por su forma de sentir al cantar, que es flamenca, aunque él haga pop. Porque sabía que si no era él, no habría quien lograra sacar de mí lo que quería», justifica ante esta elección tan sorprendente que ha culminado con el primer trabajo como productor del artista catalán.
A él, que ha ejercido además como compositor del álbum, le contó toda su biografía, desde que Mercé (Jerez de la Frontera, 1955) empezó profesionalmente con 13 años, como sus diez años de trabajo en la compañía de Antonio Gades, además de su vida personal y familiar.
«Antonio lo ha hecho tan bien… Ese ‘Jamás desaparece lo que nunca parte’, dedicado a mi hijo Curro, no se puede decir más bonito. Cuando lo he cantado en directo, la gente ha salido llorando sin saber de qué iba», destaca.
Confiesa que «fue muy fuerte» la primera vez que lo vio terminado. «Me costó mucho grabarlo y me cuesta mucho hacerlo en directo, pero es tan tan verdad lo que dice: ‘El baile se termina y el dragón se lo llevó / y ahora arde'», insiste ante este corte que habla de la muerte de su hijo con solo 14 años por un mal congénito de corazón.
Al decimocuarto álbum de estudio de carrera lo ha llamado «El Oripandó», que es como en calé se conoce el tránsito desde las tinieblas hasta el amanecer y la salida del sol, un proceso que también sigue el orden de su música.
Tomatito, con el que venía de grabar el previo «De verdad» (2018), vuelve a acompañar a su amigo en un disco que incluye otras colaboraciones de altura, como las de Dorantes, Pablo López, La Mala Rodríguez y el pianista internacional Lang Lang.
«Este chino sabe de todo. A él le mandamos todas las maquetas, escuchó los temas y dijo que quería intervenir en dos, pero Orozco le respondió que no, que dos no, que uno, como si Lang Lang fuese cualquiera», rememora divertido.
El resultado es un sonido «vanguardista», aunque «todos los temas tienen que ver con el flamenco y con sus ritmos, desde que empieza hasta que termina», subraya, al exponer por ejemplo que el piano de Pablo López en el inicio del preludio partió como un taranto y una cartagenera al que se suman 70 músicos.
«No me gusta llamarlo disco. Sin que suene presuntuoso, prefiero hablar de obra. Le hemos dedicado tres años a trabajar codo con codo Antonio Orozco y yo y para mí es una autobiografía, además de ser lo más vanguardista y nuevo, algo a lo que se van a tener que acostumbrar», destaca orgulloso y ajeno a las críticas de los ortodoxos.
Mercé, que en algunos conciertos estará acompañado por diferentes invitados sorpresa según la ciudad, tiene previsto actuar el próximo 26 de marzo en «Flamenco en Teatro» de Valladolid y el 25 de abril en «Zaragoza en Flamenco».
Ya con su gira «El Oripandó» pasará por Roquetas de Mar (Almería) el 30 de abril, por el Teatro de la Maestranza de Sevilla el 13 de mayo, por el Palau de la Música Catalana de Barcelona el 1 de junio o por el Teatro Real de Madrid, dentro del Universal Music Festival, el 10 de julio.
Javier Herrero