El 14 de marzo de 2020 Candela García tuvo que colgar el cartel de suspendido, como ella misma dice por un bicho que no sabíamos qué era. Dos años y cinco días después la cantante volvía a la Sala Rociera La Madrugá en la que no pudo actuar aquella noche. Evidentemente, los nervios estaban a flor de piel. En estos tiempos que corren la programación cultural sigue manteniendo el miedo a la suspensión o a las restricciones. Aunque esta vez no fue el caso, la sala colgó el cartel de aforo completo. Completo de seguidores de la cantante que vinieron de diferentes puntos de la geografía española para disfrutar del espectáculo de la gaditana.
Acompañada de Amador Losada (percusión), Oliver Losada (teclados) y Andrés Heredia (guitarra), Candela hizo las delicias de todos con sus versiones por rumbas y bulerías de grandes temas de la Jurado o Bambino entre otros. Un espectáculo, en el que era imposible no divertirse, donde el público tomaba parte como cuerpo de baile o como cantantes. Ese público en el que encontrábamos al matador Manuel Caballero,a María, hija de Juanito Valderrama o a su hijo, Curro de Candela, uno de los mejores bailaores de nuestro país. Un público que tras dos años de espera deseaba poder escuchar y abrazar a la suma sacerdotisa del espectáculo. Un show vibrante, lleno de emociones y con la profesionalidad de muchas noches a la espalda sobre un escenario.
Dos años de tremendas dificultades para Candela, igual que para muchos artistas, dos años en el que no ha habido ningún ingreso. Ellos son empresarios autónomos y deben buscar salas, que estuvieron cerradas durante mucho tiempo, para poder actuar. Ahora parece que la pesadilla ha acabado y los focos están preparados para albergar a la cultura de nuevo.
Candela es el ejemplo claro de esas dificultades que tienen que pasar los artistas, por ello hoy quiero brindar mi reconocimiento a ella y a todo su equipo.
Javi Díaz