El jazz pierde a una de sus figuras más grandes: Roy Haynes, icónico bateria que tocó junto a leyendas como Louis Armstrong, Charlie Parker, Miles Davis y Sarah Vaughan, ha fallecido este martes a los 99 años. Su hija, Leslie Haynes-Gilmore, informó que el músico murió tras una breve enfermedad, dejando un legado imborrable en el mundo del jazz.
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Nacido en Roxbury (Boston) el 13 de marzo de 1925, Haynes mostró desde joven su inclinación por la música gracias a su hermano mayor, Douglas, trompetista, quien le introdujo en el mundo del jazz. Considerado uno de los baterias más innovadores y dinámicos de todos los tiempos, Haynes comenzó su carrera en los años 40 tocando en las grandes bandas de Frankie Newton y Louis Russell. En 1947, se unió al saxofonista tenor Lester Young, y poco después, al quinteto de Charlie Parker, con el que se consolidó como una figura esencial en el jazz moderno.
Durante los años 1953 a 1958, Haynes acompañó a la cantante Sarah Vaughan en sus giras por Estados Unidos, colaborando además con músicos como Thelonious Monk y George Shearing. En ocasiones, incluso, llegó a sustituir a Elvin Jones en el cuarteto de John Coltrane. Su destreza y creatividad lo llevaron también a participar en la banda sonora de Bird, película dirigida por Clint Eastwood en 1988, que homenajeaba a su antiguo compañero, Charlie Parker.
Con una carrera de más de 60 años, Haynes no solo acompañó a los grandes, sino que también lideró sus propias formaciones. En los años 90, formó un trío con el pianista Danilo Pérez y el bajista John Pattitucci, lanzando un disco en el año 2000. Su álbum Birds of a Feather: A Tribute to Charlie Parker de 2001, seguido de Love Letters (2003), Quiet Fires y Fountain of Youth (ambos en 2004), son algunos de los trabajos que consolidaron su reconocimiento en el jazz contemporáneo. Ese mismo año, fue incluido en el prestigioso Down Beat Jazz Hall of Fame.
El último disco de Haynes, Whereas, fue publicado en 2006. Su talento y aportación al jazz le valieron, en 2011, el Premio Grammy a la carrera artística, un galardón que celebraba su extensa trayectoria y su influencia en generaciones de músicos. La historia del jazz, sin duda, no sería la misma sin el ritmo y la genialidad de Roy Haynes.