sábado, febrero 8, 2025
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La curiosa historia de Alejandro Dumas y sus tres tomos de ‘Los tres mosqueteros’

El padre de Alejandro Dumas, autor de 'Los tres mosqueteros', fue el primer general de raza negra en los ejércitos napoleónicos, y era un espadachín de primera y manejaba el arte de la esgrima como nadie.

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Norberto Ruiz Lima
Norberto Ruiz Lima
Escritor y filólogo. Teniente coronel (R) del Ejército de Tierra. Director de la Biblioteca del Cuartel General del Ejército.

La biblioteca del capitán

Encontrar al mismísimo D´Artagnan, en su primera traducción al español del año 1847 en tres tomos en la estantería BA-B, me dirán que no es pequeña fortuna. Los tres volúmenes fueron impresos, tal como aparece en su portada, en el establecimiento tipográfico de don Francisco de Paula y Mellado en la calle Santa Teresa número 8 de Madrid.

No se adivina el nombre del traductor y nadie ignora que su publicación en España está muy cerca en el tiempo de la primera aparición, con carácter folletinesco entre marzo y julio de 1844 en el periódico El Siglo en Francia, de los capítulos semanales que dieron origen a la gran aventura de Los tres mosqueteros y puede, ¿por qué no?, que los tuviera en su mano el mismísimo Alejandro Dumas (Villers–Cotterêts, 1802–París, 1870).

Podemos leer, en el prólogo de 1847, cómo comenzó esta historia, una historia que sobrevive a modas y tiempos y que esconde mil secretos que convendría tratar:

«Un año hará poco mas ó menos, que examinando en la Biblioteca Real algunos volúmenes para mi historia de Luis XIV, cayeron en mis manos, por casualidad, las Memorias de Mr. Artagnan, impresas en Amsterdam en casa de Pedro Rojo, como la mayor parte de las obras de aquella época, en que los autores querian decir la verdad sin esponerse á hacer una visita mas ó menos larga á la Bastilla. El título me sedujo; me las llevé á mi casa, por supuesto con permiso del bibliotecario y las devoré» (sic).

El auténtico D´Artagnan era Charles de Batz de Castelmore, Conde d’Artagnan

¿Pero, quién era este D´Artagnan del que se habla en el prólogo, cuyas aventuras encontraron en la biblioteca Real, Alejandro Dumas o su colaborador Auguste Maquet, profesor de Historia y documentalista al que la gloria literaria no le fue demasiado benévola por falta de talento o por la poca generosidad de Dumas?

Esas memorias encontradas de las que habla Dumas, y que él y Maquet hallaron en una biblioteca, son las Memorias de Monsieur d’Artagnan escritas por Gatien de Courtilz, señor de Sandras (1644, Montargis – 8 May 1712, París). Gatien también era mosquetero, mariscal de campo y espía, y noveló antes que nadie la historia del mosquetero D´Artagnan en unas memorias apócrifas.

Digamos que el auténtico D´Artagnan era Charles de Batz de Castelmore, Conde d’Artagnan, que nació alrededor del año 1610 en el castillo de Castelmore, en Armagnac (Gascuña), un auténtico gascón como muchos soldados de la época. Como mosquetero en el año 1646 entra al servicio del cardenal Mazarino y a partir de ahí su profesión le lleva a una vida de operaciones militares por los campos de batalla de la época, un auténtico mosquetero del rey Luis XIV.

Lógicamente, con esos mimbres y todas las historias que tenía en su cabeza que eran muchas, Alejandro Dumas convierte por obra y arte de la literatura en un personaje inmortal a ese primigenio mosquetero del rey.

Foto Alejandro Dumas 2

El padre de Alejandro Dumas fue el primer general de raza negra en los ejércitos napoleónicos

Pero Dumas no se podía quedar ahí, porque su vida y sus progenitores no eran tampoco comunes en biografía y obra. En los volúmenes traducidos al español de Los tres mosqueteros en el año 1847 yacentes en la estantería BA-B de la biblioteca se adivina en el dibujo que aparece del autor en su interior que Alejandro Dumas era mulato.

Su padre, Thomas-Alexandre Dumas Davy de la Pailleterie, fue el primer general de raza negra en los ejércitos napoleónicos, era un espadachín de primera y manejaba el arte de la esgrima como nadie; fue conocido como «el diablo negro», demostrando su valor en mil batallas. ¿Tal vez la esgrima de D´Artagnan estuviera influida por lo que había oído de su padre?

Pero, no contento con ello, volviendo de las campañas egipcias de Napoleón, el general Thomas-Alexandre Dumas, ‘el diablo negro’, fue hecho prisionero cerca de las costas de Tarento y permaneció cautivo dos años. ¿Y, acaso, El Conde de Montecristo no podía tener ribetes de estas historias que corrían por los salones de la casa del pequeño Alejandro? El padre de Dumas, el general Dumas Davy de la Pailleterie, merece un artículo para él solo.

Foto Los Tres Mosqueteros 3

Lean las aventuras de Los tres mosqueteros, es algo de lo que nadie nunca se arrepiente

Pero, nosotros volvamos con ese tesoro que son los tres volúmenes de Los tres mosqueteros en su primera edición en castellano del año 1847 para ver cómo se las gastaban, en palabras de Alejandro Dumas, D´Artagnan y Richelieu en el tercer tomo (sic):

«Richelieu estaba de pie apoyado contra la chimenea, y entre él y Artagnan habia una mesa.

— Caballero, dijo el cardenal, habeis sido arrestado por órden mia.

— Así me han dicho, monseñor.

— ¿Y sabeis por qué?

—No, monseñor, porque la única cosa por la cual podía ser arrestado, la ignora aun vuestra eminencia.

—¡Hola! Dijo, ¿qué quereis decir con eso?

—Si monseñor tiene a bien decirme primero los crímenes que se me imputan, manifestare después lo que he hecho.

—Se os imputan crímenes que han hecho rodar cabezas mucho más elevadas que la vuestra, dijo el cardenal.» 

No lo duden, ya sea en los volúmenes de 1844, que siguen tan vivos como entonces, o en las traducciones actuales, lean las aventuras de Los tres mosqueteros, es algo de lo que nadie nunca se arrepiente.

Foto Los Tres Mosqueteros 4

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