Entre el 27 de febrero y el 2 de marzo, el Teatro Real acogerá cinco representaciones de Don Quijote, una de las piezas más icónicas del repertorio clásico, en la versión coreográfica de José Carlos Martínez. La obra, basada en la original de Marius Petipa, será interpretada por la Compañía Nacional de Danza (CND) bajo la dirección artística de Muriel Romero.
Este ballet, considerado una de las joyas de la danza clásica junto a El lago de los cisnes, se distingue por su energía, su colorido y su gran expresividad. A diferencia de otras obras del siglo XIX que exploran mundos etéreos y sobrenaturales, Don Quijote traslada al escenario la vitalidad y el carácter del pueblo español, aunque conserva un acto blanco, característico del ballet romántico.
Un Don Quijote con esencia española
Inspirada en el capítulo XXI del segundo volumen de El Quijote de Cervantes, la historia se centra en los amores apasionados de Quiteria y Basilio, dejando en segundo plano las aventuras del hidalgo y su fiel escudero. Sin embargo, los personajes de Cervantes cobran mayor autenticidad en esta versión, reforzada por una escenografía y un vestuario que acentúan el aire español de la producción, a diferencia del montaje original de Petipa.
La coreografía, creada por José Carlos Martínez durante su etapa al frente de la CND, mantiene la complejidad técnica y el virtuosismo característicos del ballet, pero con un mayor protagonismo de la danza española. El ahora director del Ballet de la Ópera de París explica su enfoque:
“Basándome en la coreografía original de Marius Petipa y en las múltiples versiones que he interpretado –de Nureyev, Baryshnikov o Gorski–, he querido conservar la estructura clásica del ballet, pero dotar al personaje de Don Quijote de una dimensión más poética, realzando su búsqueda del amor ideal representado por Dulcinea. También era fundamental que una producción de Don Quijote hecha por una compañía española reflejara con fidelidad nuestra cultura y nuestra tradición”.
Una partitura inmortal y una función histórica
La música de Ludwig Minkus, una de las más célebres del repertorio clásico, acompañará las representaciones bajo la batuta de Manuel Coves y la Orquesta Titular del Teatro Real. Estrenada en 1869 en el Teatro Bolshói de Moscú junto a la coreografía de Petipa, esta partitura marcó un punto de inflexión en la carrera del compositor austriaco, consolidando su colaboración con el legendario coreógrafo en obras como La bayadera.
Además, el próximo 28 de febrero, la Compañía Nacional de Danza celebrará un logro destacado al presentar la función número 100 de esta versión de Don Quijote, consolidando el reconocimiento y la permanencia de la adaptación de José Carlos Martínez en el repertorio de la danza clásica.