La biblioteca del capitán
Escribía Borges que el universo que algunos llaman biblioteca se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías. La biblioteca del capitán también tiene un número infinito de libros; pues, si infinito es lo inabarcable, 43.000 volúmenes lo son y representan un exceso cuando se trata de lecturas y vida. Representan, sin duda, un universo indefinido y no hay día que no depare alguna sorpresa inmarcesible.
Nada más abrir la estantería X-II-B me ha salido, como una tormenta, un océano de mar salada en forma de 39 tomos que cuando se esparcen sobre una mesa son como un mar sin medida: ‘HEARINGS BEFORE THE JOINT COMMITEE ON THE INVESTIGATION OF THE PEARL HARBOR ATTACK. CONGRESS OF THE UNITED STATES. SEVENTY-NINTH CONGRESS‘.
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De repente, ante el lector se abre una biblioteca escondida con todas las audiencias llevadas a cabo por el Comité Conjunto de Investigación del Ataque a Pearl Harbor. Miles y miles de páginas, (casi 30.000, casi infinitas), que revelan la necesidad de investigar un hecho tan increíble como el ataque por sorpresa a toda la flota norteamericana del Pacífico en Pearl Harbor.
¿Un ataque de ese calado puede ser una sorpresa? También era su intención depurar responsabilidades, el estudio de los hechos y las circunstancias y órdenes que se dieron o se omitieron y que no pudieron evitar la catástrofe.
Las primeras páginas de los 39 tomos recogen un sinfín de nombres que actuarán como testigos de la investigación y las audiencias
Nos encontramos en su primera sesión el jueves, 15 de noviembre de 1945, en Washington D.C., presidido el Comité de Investigación por el senador Alben W. Barkley, en el Congreso de los Estados Unidos. Las primeras páginas de los 39 tomos recogen un sinfín de nombres que actuarán como testigos de la investigación y las audiencias.
Habla el presidente de la comisión, el senador Barkley: «Se abre la sesión. Todos los presentes en el auditorio tomen asiento, por favor. Antes de comenzar, el Presidente desea advertir al público que nos complace tenerlos aquí, pero en vista de la acústica de esta sala, será necesario que la comisión utilice estos micrófonos. Debemos pedir al público que se abstenga de cualquier tipo de conversación o de cualquier tipo de manifestación durante estas audiencias, ya sean aplausos o no». Y, a partir de ahí, dio comienzo el interrogatorio a los testigos hasta el día 31 de mayo de 1946.
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Para el general japonés Tōjō, Pearl Harbor no es el objetivo principal que llevan tanto tiempo preparando
Siempre ha parecido que el centro de todo el ataque japonés en el Pacífico el día 7 de diciembre de 1941 era Pearl Harbor. Pero, nada más lejos de la realidad. Para el general japonés Tōjō, Pearl Harbor no es el objetivo principal que llevan tanto tiempo preparando. Para el general Tōjō, no es sino un incidente en un día a partir del cual comenzará a reinar el Dai Nippon (la Nación del Gran Japón).
En ataques simultáneos, los japoneses golpean una vasta área que se extiende desde Pearl Harbor al golfo de Siam. En todo el frente occidental de ese arco, han incrementado sus fuerzas con miles de soldados veteranos de la larga campaña de China, que se dirigen a todo el este y el sur de Asia.
¿Y pueden decir los norteamericanos que una preparación de ese calibre, que tarda un año en llevarse a cabo, puede hacerse en unos pocos días moviendo miles de soldados, barcos y material de guerra, como si no hubiera un mañana, sin percatarse de ello?
En unos pocos días Japón había cambiado el tablero del Pacífico; y sin duda, Pearl Harbor era un peón más en la batalla
Unas pocas horas después del comienzo del ataque sorpresa, los japoneses inmediatamente bombardean la isla de Midway, que forma parte del archipiélago hawaiano, a 1.100 millas de Pearl Harbor. Luego atacan la isla de Wake a miles de millas, muy lejos, al oeste de Midway. También golpean la isla de Guam a 1.300 millas de Wake y, por supuesto, atacan las Filipinas. Todo perfectamente calculado.
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También, unas horas después del ataque a Pearl Harbor, son ocupadas las concesiones extranjeras en China de Tien-Sing, Sing-Tao y Wan-Tao y se ataca Hong- Kong.
Y para redondear la misión, los japoneses firman en palabras de Churchill: «Las dos horas, entre las 11:20 y las 13:20 del día 10 de diciembre, más negras de la historia naval del Imperio británico». Toda la Fuerza Z, fuerza naval británica en Oriente, es atacada y hundidos el Príncipe de Gales y el crucero Repulse, además de otras naves de apoyo al combate. La Armada británica ya no se recuperaría de este golpe y los océanos tendrán a partir de ahí otros dueños.
En unos pocos días Japón había cambiado el tablero del Pacífico; y sin duda, Pearl Harbor era un peón más en la batalla. Una batalla que, si ese peón hubiera sido capaz de adivinar, tal vez las consecuencias no hubieran sido tan terribles.
Esos volúmenes llegaron a Madrid y desde 1946 andan dormidos en la biblioteca
No es de extrañar que se intentasen depurar responsabilidades para que nada igual pudiera volver a ocurrir. De los 39 tomos, abro el último y leo el último párrafo de la última página donde finaliza el Informe de la investigación Hewitt: «Basándose en lo anterior, el mando militar de las estaciones periféricas, como Hawai, debería establecerse, incluso en tiempos de paz, bajo el principio de ‘Unidad de mando’. El comandante que ejerza dicho mando conjunto debería estar asistido por un Estado Mayor conjunto, capaz de asesorarle en las funciones de ambos servicios implicados».
No es fácil imaginar el camino recorrido por esos 39 volúmenes donde se recogen todas las audiencias llevadas a cabo por el congreso de los Estados Unidos en la investigación al ataque a Pearl Harbor.
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En la portada de los 39 volúmenes aparece un sello de la Embajada de España en Washington, agregado militar. Parece que en aquellos tiempos ese hombre sabía hacer su trabajo. Esos volúmenes llegaron a Madrid y desde 1946 andan dormidos en la biblioteca. No era fácil dar con ellos:
«Question: Admiral Thomas C. Hart, but you did not know anything specific about the relative inefficiencies of the operation; ¿is that correct?
Answer: That is correct. I knew nothing whatever about radar except what is intended to do.»
Aun así, han hecho falta 30.000 folios de testigos, preguntas y respuestas para llegar a una conclusión: sin duda, volverá a pasar.
Por si acaso, voy a volver a guardar en la estantería X-II-B los 39 tomos de audiencias ante el Comité Conjunto para la investigación del ataque a Pearl Harbor en el Congreso de los Estados Unidos.
El universo, que otros llaman biblioteca, vuelve a tener en la estantería X-II-B toda la historia de los dos días del Pacífico que cambiaron el mundo.
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