jueves, noviembre 21, 2024
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Aviofobia: Cuando el miedo a volar es real. Así puedes controlarlo

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El nombre técnico del miedo a volar es aviofobia, y es más común de lo que podrías esperar. De hecho, afecta negativamente a millones de personas, limitando drásticamente su carrera profesional y su vida personal.

La mayoría de nosotros lo hemos experimentado o conocemos a alguien que lo ha hecho: El miedo atroz a volar; las palmas de las manos sudorosas; las náuseas y la falta de aliento que se apoderan de uno al contemplar la posibilidad de estar atrapado en el aire, una situación en la que no se tiene absolutamente ningún control.

El miedo a volar o aviofobia está clasificado oficialmente como un trastorno de ansiedad. Es difícil definir estrictamente el término, ya que abarca tanto el miedo que una persona experimenta al volar como la ansiedad que siente ante un vuelo próximo.

Aviofobia: El 60% de las personas siente ansiedad generalizada cuando toma un avión

Entre el 33% y el 40% de las personas experimentan algún tipo de ansiedad cuando se trata de volar. El 60% experimenta ansiedad generalizada durante el vuelo (y en los momentos previos), que puede controlar fácilmente por sí mismo. Y tan solo entre el 2,5% y el 5% de la población padece ansiedad incapacitante, es decir, un auténtico miedo a volar que se clasifica como fobia clínica.

Las estadísticas sobre el miedo a volar muestran que este trastorno de ansiedad es bastante frecuente entre la población y puede afectar negativamente a la calidad de vida de una persona. Tener miedo a volar no es, en definitiva, algo que podamos descartar por carecer de importancia y ser estadísticamente irrelevante.

Sin embargo, según las estadísticas realizadas entre 2012 y 2016, realmente tan solo había una probabilidad de 1 entre 3.370 millones de morir en un accidente de avión de una aerolínea comercial.

De hecho, el 98,6% de los accidentes a bordo de un avión no provocan víctimas mortales. Volar no solo es el medio de transporte más seguro, sino que su seguridad no ha dejado de mejorar en las últimas décadas.

Terapias para curar la aviofobia

Entre las terapias utilizadas por los psicólogos para tratar el miedo a volar está la terapia de exposición, utilizada en la terapia conductual para tratar los trastornos de ansiedad. Consiste en exponer al sujeto a la fuente de ansiedad en un entorno seguro, bajo la clara percepción de que en realidad no experimentará ningún daño.

Cuando las personas que tienen miedo a volar se exponen regularmente a estímulos que desencadenan ansiedad y miedo (y simplemente tienen que enfrentarse a ello) su cerebro cambia lentamente su respuesta a estos estímulos.

«La aplicación de la terapia de exposición a diversos trastornos de ansiedad y fobias normalmente es un éxito. Pero requiere de un buen profesional para administrarla, así como un cierto tiempo para que la terapia funcione y reeducar la respuesta a sus desencadenantes”, explica Ambra Lupetti, de Buencoco.es, el servicio de psicología y psicoterapia 100% online.

Por otro lado, se utiliza también la terapia cognitivo-conductual, que entrena nuestro cerebro para que responda a determinados estímulos.

«A un paciente con miedo a volar se le pone en una serie de escenarios que se asemejan a los factores y entornos que activan su fobia, y luego se le presentan técnicas que pueden ayudarle a asociar esos desencadenantes y factores a experiencias más agradables y manejables», explica Lupetti.

«Se empieza con diferentes técnicas imaginativas y luego se procede gradualmente hasta llegar a enfrentar este miedo en la vida real. No es un proceso rápido ni lineal, y el progreso entre sujetos puede variar mucho, pero la mayoría demuestran una gran mejoría”, asegura.

Consejos para afrontar la aviofobia

Si tienes miedo a volar, lo primero que debes hacer es informar al auxiliar de vuelo de que tienes ese problema y que experimentas ansiedad.

El personal te tranquilizará sobre la seguridad, además de prestar mucha atención a tu estado durante el vuelo, o proporcionarte algunos ejercicios de respiración que podrían ser de ayuda.

Encontrar una distracción durante los momentos estresantes del vuelo (como las turbulencias, el despegue y el aterrizaje), puede resultar beneficioso.

Si estás concentrado en leer un libro o una revista, ver una película o escuchar música, es menos probable que prestes atención a los factores desencadenantes que podrían empeorar tu ansiedad. El objetivo es sentir que estás en otro lugar, en vez de en un avión.

Las estadísticas son claras: los vuelos son, con diferencia, el medio de transporte más seguro que puede utilizar una persona. Sin embargo, es importante no desestimar la ansiedad y el miedo que una persona puede experimentar al volar.

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