Los restos de compuestos químicos y orgánicos acumulados en la ropa, la piel y el cabello de los fumadores contaminan a los no fumadores a un grado equivalente al humo de uno a 10 cigarrillo. Así lo ha publicado un estudio en la revista especializada Science Advances.
Un equipo de investigadores, encabezado por Roger Sheu, de la Universidad Yale en Connecticut, examinó este fenómeno, que se denomina “tabaquismo de tercera mano”. A diferencia del de “segunda mano”, este se centra en cómo el humo afecta a los no fumadores cuando alguien fuma en su entorno.
“Las reglas actuales que prohíben fumar en sitios públicos quizá no sean suficientes para minimizar la exposición de los no fumadores al tabaquismo de tercera mano”, señaló el artículo.
Los científicos encontraron que las concentraciones de nicotina y de compuestos orgánicos volátiles relacionados con el tabaco subieron cuando el público ingresó a una sala de cine. El espacio estaba bien ventilado, exponiéndolos al equivalente del humo de segunda mano de uno a 10 cigarrillos.
Se llegó a la conclusión de que los compuestos vinculados con los cigarrillos entraron al cine en la ropa y los cuerpos de los fumadores quienes, sin fumar, igual contaminan a otros. Tenían concentraciones especialmente elevadas de compuestos como el benceno y el formaldehído detectadas durante la exhibición de películas emitidas en la noche.
Esos compuestos pueden acumularse en la superficie de los muebles y en las paredes. Aunque las reglas del tabaquismo en sitios cerrados y públicos están vigentes, aún se encuentran nicotina y otros compuestos en esos lugares.
“La persona común no debería dejar de ir al cine. Pero sí debe tener conciencia de la presencia de trazas de compuestos relacionados con el tabaco”, añadió el estudio.
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