En un comunicado, la fundación explica que a estos enfermos, especialmente sensibles a cualquier enfermedad que se pueda manifestar con una infección respiratoria, se les han suspendido sus terapias y se les ha reducido al mínimo la atención domiciliaria.
«Mientras que las autoridades sanitarias aconsejan evitar todo tipo de contacto social, los enfermos de ELA necesitan de ese contacto para vivir», asegura la fundación, que denuncia que desde el inicio de la epidemia más del 70 % de los afectados «están siendo atendidos por un único cuidador en la mayoría de los casos».
Según explica la Fundación Luzón, un 80 % de estos familiares son los encargados de realizar las compras y en muchos casos también son personas de riesgo.
Pese a ello, la fundación denuncia que estos enfermos no están considerados un colectivo de riesgo y sus cuidadores y familiares no están recibiendo el material de protección adecuado para salir a la calle.
Además, aseguran que más de la mitad de los enfermos de ELA en España manifiesta haber empeorado su situación durante el confinamiento, con pensamientos negativos que les impiden conciliar el sueño, así como con un gran miedo a ser contagiados.
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