jueves, noviembre 21, 2024
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El microbioma intestinal protege frente a la predisposición a la leucemia

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El estudio, liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha sido comprobado en ratones y los resultados se han publicado en la revista científica «Blood».

El hallazgo, según ha informado el CSIC hoy en una nota de prensa, podría contribuir al desarrollo de nuevas herramientas que permitan prevenir la enfermedad en los niños con susceptibilidad genética a padecer leucemia.

 

La comprensión del microbioma, ha subrayado el CSIC, constituye un campo de investigación en crecimiento, ya que numerosos estudios sugieren que la relación entre los microorganismos y el material genético juega un papel relevante en el origen de enfermedades neurológicas o inmunitarias, como la leucemia infantil.

El tipo más frecuente de leucemia infantil es la «leucemia linfoblástica aguda de células B precursoras», y está causada por una combinación de la susceptibilidad genética del niño al nacer junto a la exposición a ciertas infecciones tras el parto.

Las predisposiciones genéticas son frecuentes en los niños y se consideran una condición necesaria para el desarrollo de la enfermedad, aunque menos del 1 por ciento de estos casos padecerán a lo largo de su vida una leucemia linfoblástica aguda.

«Aunque se conocen determinados factores implicados en el desarrollo de la leucemia infantil, como la exposición a estímulos infecciosos, resulta fundamental profundizar y describir con precisión por qué, a pesar de tener esta predisposición, no todos los individuos desarrollan la enfermedad», ha apuntado Isidro Sánchez-García, del Centro de Investigación del Cáncer del Instituto de Biología Molecular y Celular del Cáncer (CIC-IBMCC), centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca.

Los investigadores han averiguado que, cuando los ratones con predisposición genética son tratados con antibióticos en edades tempranas, se altera su microbioma y ese cambio es suficiente para inducir la leucemia, incluso en ausencia de estímulos infecciosos.

«Se observa que en estos ratones los microbios intestinales son distintos a los que tienen los animales no susceptibles a la enfermedad. De hecho, sería posible identificar la predisposición genética de un individuo caracterizando su microbioma», ha explicado el investigador del CSIC.

Para seguir avanzando en esta línea, los investigadores requieren estudios a gran escala dirigidos a determinar si una modificación del microbioma en los niños con predisposición genética a la leucemia linfoblástica aguda de células B puede convertirse en una estrategia exitosa. 

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