lunes, noviembre 25, 2024
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El momento es ahora: el estímulo del coronavirus para dejar el tabaco

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Este es el caso de Maripaz Marchante, una gaditana de 33 años afincada en Málaga capital desde hace varios años que probó con 13 el tabaco y ha fumado desde que tenía 15.

Pese a padecer asma, reconoce que le gusta el tabaco. «Jamás me había planteado quitarme«, reconoce esta fumadora, que durante el confinamiento consumía de diez a quince cigarrillos al día.

«Empecé a asustarme» por la posibilidad de enfermar de covid y que «se complicase más de la cuenta» por ser asmática, relata a Efe. Aunque al principio no se sentía «preparada» para dejar de fumar, se decidió a «cambiar el chip» y se marcó para ello después de las fiestas navideñas.

UN RETO POR LA SALUD

Con apoyo médico y un medicamento (Champix) utilizado para tratar esta adicción, Maripaz empezó el 8 de enero su propósito. Al dejar las pastillas -solo se tomó una caja- le volvió a cautivar el olor del tabaco, pero fue «fuerte»: «esto no va a poder conmigo», se decía.

Pasó de los diez cigarrillos diarios que habitualmente fumaba a la mitad, y de ahí fue rebajando de uno en uno, hasta que logró su objetivo. Y todo ello estando inmersa en un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo), y pese a que su pareja, con la que convive, también fuma.

Maripaz se siente «orgullosa» de haber vencido el hábito y espera que el próximo mayo, cuando tiene que volver a la consulta en el hospital, le den el alta.

«Fumaba después de desayunar, de almorzar, si salía el fin de semana…Ahora no salgo, pero ya he pasado la peor fase, según me ha dicho la doctora«, por lo que cree que si no ha «caído» ya en la tentación, no lo hará cuando vuelva la normalidad.

Ha subido algo de peso pero nota que ha mejorado tanto la respiración como el aspecto de sus dientes y ha redescubierto el sabor de las comidas. Maripaz aconseja a otros fumadores que den el paso: «Si he podido yo, que estoy en un ERTE, encerrada y con la muerte de un familiar, puede todo el mundo».

UNA POBLACIÓN MÁS CONCIENCIADA

El hecho de que el consumo de tabaco empeore el curso de las enfermedades respiratorias y la asociación entre el tabaquismo y una mayor gravedad de la covid-19, representan una oportunidad para incidir en una población más sensibilizada.

La coordinadora de Tabaquismo de la Asociación de Neumología y Cirugía Torácica del Sur (Neumosur), Eva Cabrera, ha manifestado a Efe que durante la pandemia los ciudadanos probablemente han «tomado más conciencia del problema de la patología pulmonar», por lo que ahora puede ser un momento propicio para campañas que fomenten el abandono del tabaco.

Cabrera también es la responsable de la consulta de Deshábito del Tabaco del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga que ha tratado a Maripaz Marchante, que atiende a unos 60 pacientes al mes.

La demanda asistencial se ha mantenido durante la pandemia, en parte porque la experiencia previa en consulta telefónica ha permitido continuar la labor pese a las restricciones de movilidad, ya que no era necesario que los pacientes se desplazasen al hospital para explorarlos.

CARA Y CRUZ

Las consecuencias de la pandemia no han afectado por igual a toda la población. Igual ocurre con los fumadores, pues para unos ha supuesto «una motivación» para dejar el tabaco y cuidar más la salud, y para otros ha sido «un problema», ya que han sufrido «más ansiedad y nerviosismo» por estar «encerrados» en casa y han aumentado el consumo, ha explicado la neumóloga.

A falta de estudios sobre esta dualidad, Cabrera apunta a que, en general, el miedo a contraer una covid con peor pronóstico supone una mayor motivación para los mayores que para los jóvenes.

La reducción de las reuniones y las restricciones que afectan a los establecimientos de ocio y hostelería han beneficiado a aquellas personas que fuman en situaciones sociales, mientras que el estrés causado, por ejemplo, por la preocupación laboral y el confinamiento han entrañado un riesgo de recaída o de incrementar el consumo.

La experta ha alertado asimismo del peligro del empleo de cachimbas entre los jóvenes porque no solo comparten boquillas sino que el humo que permanece en el ambiente es «fuente de contagio» de covid.EFE

María del Mar Domínguez

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