No todo iban a ser loas para la ganadora del último Festival de Eurovisión. Mientras le siguen lloviendo los contratos, en los Balcanes le acusan de haber provocado otro tipo de lluvias, las torrenciales que han provocado grandes inundaciones en la zona.
Para clérigos ortodoxos de esas tierras el triunfo de Austria en el Festival de Eurovisión ha sido lo que ha provocado ese diluvio que han padecido y que tantos males han provocado.
El patriarca Amfilohije de Montenegro ha asegurado que «Dios ha enviado las inundaciones como un recordatorio de que la gente no debe reunirse con el lado salvaje ni aceptar aberraciones» en referencia a Wurst. Según él, esas lluvias «no han sido una coincidencia, sino una advertencia».
Otro patriarca, Irinej, líder espiritual de los ortodoxos serbios del este, aseguró que las lluvias fueron «un castigo divino por sus vicios», y que «Dios está lavando a Serbia y a sus pecados».
Además, durante el certamen, varios jerarcas ortodoxos aseguraron que era una «abominación» y señalaron que su victoria era «un paso más en el rechazo de la identidad cristiana de la cultura europea».