Mariló Montero vuelve al primer plano de la actualidad. En esta ocasión no ha sido por algo que haya dicho en pantalla sino por unas fotografías suyas en topless que la han hecho nada menos que en Bora Bora, donde había ido a pasar unos días de asueto.
La presentadora de TVE ha advertido por ello a todos los medios, a través de un comunicado de su agencia de representación, que dichas imágenes fueron tomadas en un lugar privado y de que se abstengan de publicarlas, si no quieren ser demandados judicialmente.
Para los fotógrafos que siguieron a Mariló al paradisíaco lugar de la Polinesa francesa, la versión de ésta no tiene nada que ver con la realidad, ya que ellos aseguran que la hicieron un reportaje en bikini en lugares públicos y que ofrecieron ese material a la revista 'Lecturas', al parecer porque el director de ésta les había dicho que si alguna vez tenían algo de ella se lo llevaran para comprarlo.
El problema parece que podría haber surgido cuando el director de esta publicación, Luis Pliego, le enseñó las imágenes a la propia Mariló antes de publicarlas y de llegar a un acuerdo con los paparazzi, y de ahí que ella reaccionara con el citado comunicado.
Las que no habían mandado a la revista eran imágenes en topless, pero desde esta agencia se cree que no es eso lo que inquietó a la presentadora sino el que ésta no quería que se supiera con quién había ido hasta Bora Bora y con quien había compartido habitación. Según parece no se trataba de u n hombre sino de una mujer.
A Mariló no le gustaron las imágenes pese a que la revista ya las había retocado con «un photoshop insultante», según fuentes cercanas a los paparazzi, y de ahí sus quejas y las de sus representantes, que han argumentado que los fotógrafos la habían captado tomando el sol en la terraza del bungalow donde se alojaba, lo cual «atenta contra la intimidad y propia imagen de la presentadora».
En su comunicado incluso recuerdan que «el Tribunal Supremo se ha mostrado tajante ante casos similares (Inma Cuesta, Penélope Cruz, etc) y, por seguro, se mostraría igualmente tajante en el caso de que estas imágenes vieran la luz en una publicación y nos viéramos obligados a acudir a los tribunales para solicitar la restitución del daño causado».