lunes, noviembre 25, 2024
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¿Es rentable organizar el Festival de Eurovisión?

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José Mota lo resumiría como “las gallinas que entran por las gallinas que salen”. Luis de Guindos, nuestro ministro de Economía, analizaría detalladamente las previsiones de ingresos, el dinero que podría traer a España el Festival de Eurovisión para ver si compensaría o no a nuestro país su organización.

Y es que desde que TVE desveló que esta vez nuestras opciones se han multiplicado por dos, con la baza de Edurne por un lado y con la de Australia por otro (como invitado no podría hacer el certamen allí y sus derechos saldrían a “subasta”), ya han empezado a hacerse las cuentas de lo que supondría llevarlo a cabo.

Por un lado está el presupuesto para la gala, y por otro lo que podría ingresar la ciudad que lo acogiese. En el primer apartado, el baremo en la última década ha estado entre los 15 millones de euros que costó la edición de Malmoe (Suecia) y los 100 millones que invirtió Bakú (Azerbaiyán).

Es decir, en hacerlo todo bien, pero despilfarrando lo justo, y en hacerlo con todo lujo de detalles y sin escatimar en ningún gasto. A buen seguro que en nuestro país se tendería más a la segunda opción.

Se paga «a pachas» 

Sobre todo porque, a priori, un presupuesto como el del Festival de este año, cercano a los 21 millones de euros, según indicó la propia televisión pública austriaca (ORF), haría que se pusiera el grito en el cielo en un primer instante por la opinión pública.

Esas críticas no las pararía tampoco el hecho de saber que ese dinero lo iban a pagar a partes iguales el Gobierno y el ayuntamiento de la ciudad elegida, como ha hecho en esta oportunidad Austria (el Ejecutivo y la ORF, que viene a ser lo mismo, pagarán 10 millones y el ayuntamiento vienés los otros 11 millones de euros).

Y qué decir si la cifra ascendiera, por ejemplo, a los 44,8 millones de euros que un año antes le costó la organización a Copenhague, que en un principio había presupuestado tan sólo 20 millones, cinco más que los que pagó Malmoe en 2013, el “chollo” hasta la fecha en la última década.

En 2012 fue cuando Azerbaiján, el país que patrocina al Atlético de Madrid y que vio en Eurovisión otra gran oportunidad de fomentar su turismo, hizo saltar la banca eurovisiva al costarle el Festival 100 millones de euros, cifra que ya lleva incluido el coste del Baku Crystal Hall, el estadio que construyó FCC.

Aquella cifra triplicaba los 30 millones de euros gastados un año antes por Alemania, casi el doble que los desembolsados en 2010 por Noruega (16,5), y casi lo mismo que los 32 que pagó Rusia en 2009, que prácticamente había doblado también los 19 millones de euros que le costó todo a Serbia en 2008.

Austria ganará 17 millones

Con semejantes cifras resulta a priori extraño pensar que se puede rentabilizar una inversión así, pero lo cierto es que no sólo nadie ha perdido dinero con Eurovisión sino que han ganado bastante con su organización.

Por ejemplo, según un estudio del Institute Advanced Studies de Viena, la 60 edición del Festival de Eurovisión le reportará al país austriaco unos ingresos de 38 millones de euros (17 más de lo que cuesta), 28 de los cuales irán a parar directamente a su capital.

Además, y según ha revelado Peter Hanke, el consejero delegado de Wien Holding, la empresa proveedora de servicios de Viena, “el impacto publicitario permitirá a la ciudad ingresar tres veces más de lo invertido”, unos 100 millones de euros, sin contar que se crearán unos 562 trabajos temporales.

Esos empleos se han creado principalmente en hostelería y ocio, ya que el Ayuntamiento de Viena espera un total de 30.000 visitantes extras durante mayo y que muchos de ellos no sólo comprarán entradas para el certamen sino para otros muchos espectáculos de la ciudad.

Esas cantidades parecen “insignificantes” si se tiene en cuenta que el año pasado 173 millones de espectadores vieron el Festival a través de la televisión (84.000 en directo en el Malmö Arena).

Eso sí, como señaló Federico Llano, el responsable de Eurovisión de TVE, “si tuviéramos que organizar el Festival habría que hacer nuevas partidas presupuestarias”, sobre todo porque el dinero que costase tendría que salir también del presupuesto de la pública, por mucho que los ingresos repercutieran luego en el Estado.

Por supuesto, España no podría pagar lo mismo que Azerbaiján, pero sí estaría en condiciones de pagar los 15 millones que le costó a Suecia, teniendo en cuenta que esa cantidad es lo que le vienen a costar unas dos temporadas de ‘Águila Roja’. Sería una oportunidad inmejorable para promocionar la tan recurrida «marca España.

 

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