El próximo día 23 de junio puede ser el principio del fin para ocho canales de televisión. También el comienzo de una «buena amistad» entre el Gobierno y los dos grandes grupos audiovisuales, Mediaset y Atresmedia, o la ruptura definitiva de relaciones entre ambos.
La decisión la tendrá ese día el Tribunal Supremo, que tendrá que ordenar o no el cierre de ocho canales de TDT que el Ejecutivo de Zapatero habría adjudicado «a dedo» y que es algo que prohíbe ahora la nueva Ley Audiovisual.
Como abogada defensora de los dos grupos está ahora mismo la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, mientras que de «fiscal» parece ejercer el ministro de Industria, José Manuel Soria. Mientras que la primera es partidaria de modificar si es necesario la ley para evitar el cierre, el segundo comparte la posición de la Abogacía del Estado, quiere esperar la sentencia y no intervenir para que ne diga que el Ejecutivo ha injerido en el Poder Judicial.
Soria valora que la Unión Europea podría declarar ilegal la modificación de una normativa que blinde los canales en duda, pero Soraya atiende más a que en noviembre habrá elecciones generales y no sería positivo enfrentarse con los dos grupos que tienen mayor peso en televisión.
Puntos de vista distintos
Las que de momento no se han cortado en presionar todo lo que han podido han sido las propias televisiones, que quieren que se modifique la Ley Audiovisual antes de que se pronuncie el Supremo, para dejar sin efecto cualquier sentencia negativa para ellos.
Dado que tienen que lidiar sobre todo con Industria, la dificultad para lograrlo ha sido máxima, ya que Soria es partidario de liberar espectro para dejarlo en manos de las operadoras de telecomunicaciones.
El ministro ya había ganado también el pulso de sacar a concurso en abril las nuevas licencias de TV, cuando Atresmedia y Mediaset querían que antes de eso hubieran quedado asegurados sus actuales ofertas, dado que si el Supremo falla ahora en contra la oferta de la primera quedaría reducida a tres canales y la de la segunda a dos.
Aunque recibieran más canales en el nuevo concurso en modo alguno volverían a estar como antes, ya que ahora tan sólo se repartirán cinco y no todos van a ir a parar a sus manos. De ahí la insistencia en la modificación de la ley para excluir el concurso de las ocho licencias que se entregaron a Unidad Editorial, Vocento, Mediaset y Atresmedia durante la implantación de la TDT, asegurándose así su explotación quince años más.
Hay que recordar que si el Supremo confirma el cierre Mediaset perdería cuatro canales (Energy, Divinity, Boing y FDF) y se quedará sólo con Telecinco y Cuatro, mientras que Atresmedia tendría que cerrar Neox y Nova y mantendría Antena 3, La Sexta y el nuevo canal que ocupa el espacio de Gol TV.