A falta de saber si hay pescadero «que no limpie pescado» o concejal de urbanismo y tiempo libre en la vivienda, RTVE parece haberse apuntado al estilo de 'La que se avecina'. El ente público ha decidido asentar su sede de Baleares en una comunidad de vecinos, después de casi seis años de búsqueda intensiva.
Y es que ya ha pasado todo ese tiempo desde que la Corporación decidió adquirir un solar para tal fin por la «módica» cantidad de tres millones de euros. Nada más adquirirse se pensó que el lugar no tenía ni de lejos los 3.000 metros cuadrados que se estimaba necesitaban para instalar toda su delegación en el lugar y a partir de ahí comenzó una carrera en el tiempo, no muy rápida, que ha finalizado ahora con el alquiler de un «pisito» como por los que, por ejemplo, suspiraba José Luis López Vázquez a finales de los 50.
La primera solución en la que se pensó fue seguir «invirtiendo» y tirando de chequera y comprar el local de al lado, con el que se conseguiría alcanzar la superficie deseada, pero terminó desechándose la operación por cara.
Por eso y porque se estimó que en Palma de Mallorca había gran cantidad de locales en alquiler y que sería sencillo poder encontrar uno que se ajustara a sus deseos. Llegados a este punto se decidió pagar otros 50.000 euros a una empresa para que se encargara de esa búsqueda.
Un plató de 23 metros
Lo mejor del caso estaría por llegar, ya que, como precisa Miguel Ángel Curieses, secretario general de UGT en RTVE, «con toda esa cantidad de solares que había se ha optado por adquirir otra planta en el mismo edificio de vecinos en el que ya estaba instalada RNE» (la de la emisora ya era otra de las propiedades del grupo, al haber sido comprada con anterioridad).
Es decir, los 50.000 euros pagados a la empresa no han servido para nada ya que, como puntualiza a este periódico Curieses, «el local no llega a los 1.000 metros cuadrados, o lo que es lo mismo una tercera parte de la superficie que se estimaba necesaria para unir las dos redacciones».
Lo que está claro es que se trata del alquiler de un sitio que consideran «inapropiado» ya los propios trabajadores de la delegación, ya que, por ejemplo, el plató de TV con el que contarán será de 23 metros cuadrados, se han pagado más de 400.000 euros.
A ese «pequeño» detalle hay que sumar otros como que los techos bajos, los habituales en comunidades de vecinos similares, no son los más adecuados para hacer grabaciones radiofónicas y mucho menos televisivas.
Invendible
Otro «problemilla» al que tendrían que hacer frente en RTVE es que al tratarse de una comunidad vecinal tampoco podrán contar con un grupo electrógeno, por lo que si se va la luz, algo que de vez en cuando puede pasar en los edificios, desde UGT comentan que «no se podría informar a la población de nada de lo que estuviera pasando en Baleares».
Además, al contar con un espacio tan reducido, al menos en comparación con esos 3.000 metros cuadrados que se buscaban, tampoco había posibilidad de llevarse consigo a las instalaciones el archivo histórico de la delegación balear. «Como no coge se va a mandar a Madrid», precisa Curieses.
Y mientras, el solar adquirido por tres millones de euros permanece vacío aunque, al menos de momento, nadie se plantea su venta ya que se estima que al haber sido su compra al comienzo de la crisis económica ahora el terreno se ha depreciado considerablemente, por lo que difícilmente se podría conseguir la mitad de lo invertido.
La nueva «chapuza» de RTVE, como se califica desde el sindicato, parece que le va a costar cara a la Corporación y, como siempre, a sus trabajadores en Baleares, que tendrán que sufrir las estrecheces de su nuevo hogar.