El despido de Miguel Ángel Aguilar de 'El País', tras las críticas que el veterano periodista expresó sobre los principales diarios españoles en un reportaje que publicó el pasado viernes en 'The New York Times', en el que, entre otras cosas, afirmaba que «los periódicos están en manos de los acreedores», así como que la situación en su periódico podría haber «alcanzado niveles de censura», es la última gota de un vaso de sentidas despedidas que comenzó a llenarse en noviembre de 2012.
En aquella fecha, un ERE mandaba a la calle a 129 personas, incluidas firmas prestigiosas que habían estado durante muchos años vinculados a la publicación. Desde aquel día a la actualidad, con la marcha de un Aguilar que llevaba en esa casa desde 1994, la sangría ha sido casi permanente.
Ramón Lobo era uno de los que caía, y en su cuenta de Twitter confesaba que «estoy en la lista. Mi perfil digital y mi trayectoria son insuficientes”. La misma forma de despedirse de Manuel Cuéllar, que se lamentaba de que «me citan por mail un domingo: “Deberá usted estar en…”. Para comunicarme el despido. Después de 17 años soy un número”. Junto a él decían adiós otras grandes firmas como José Yoldi o Javier Martínez Lázaro.
Elvira Lindo se iba poco después, tras once años de colaboraciones, aunque en su columna habitual de la última página del periódico, bajo el título 'La última', puntualizaba que «tan bueno puede ser llegar como irse”, así como que «si viviera mi padre le tendría que explicar una y mil veces que no me han echado, que me marcho por voluntad propia».
No fue el caso de Enric González, que aprovechaba el ERE de 2012 para abandonar el periódico después de 27 años y haber vivido varios enfrentamientos con la dirección del periódico, pasando incluso por un episodio de censura.
Más crítica fue la periodista Maruja Torres, que puso fin en 2013 a una relación de más de 30 años con 'El País', a quien la decisión de apartarla de la sección de Opinión no le pilló por sorpresa, «desde el ERE sabía que tarde o temprano me asestarían el golpe”. La escritora se destacó como una de las más críticas con la gestión de Cebrián, especialmente a raíz del ERE que llevó a cabo.
Más 'censuras'
Al igual que ahora parece que le ha ocurrido a Miguel Ángel Aguilar, el historiador Santos Juliá también se fue poco después tras sufrir presiones por parte del jefe de Opinión para eliminar una referencia, precisamente a Enric González, de un artículo en el que hablaba de desigualdad social.
Y este mismo año, el vínculo Cebrián-Soraya provocó el enfrentamiento entre el director del diario, Antonio Caño, y una parte de la plantilla, que le recriminó la «inaceptable censura» de una información que versaba sobre la relación del marido de la vicepresidenta del Gobierno con Telefónica.
El Comité de Redacción le pidió explicaciones y el responsable «montó en cólera» y acusó a este órgano de boicotearle. Uno de los dos autores de la información, Rafael Méndez, anunció unos días después su marcha del periódico, del que también saldrían ilustres como la exjefa de Audiovisual, Belén Ayala, y los periodistas Álvaro de Cozar y Manuel Altozano.
A cambio, el director de El País ha incorporado a dos firmas directamente arrebatadas a la competencia de El Mundo, dos de las consideradas firmas emergentes en el panorama editorial español: Manuel Jabois y Rubén Amón, amigos entre ellos y tertulianos de Carlos Alsina en Onda Cero. Amón es hijo de un histórico de El País, Santiago Amón, crítico de arte del diario en su fundación, fallecido hace décadas, que también salió de El País despedido por Juan Luis Cebrián, entonces director.