Romanticismo o practicidad. Ese es el dilema que parecen tener los grandes grupos audiovisuales a la hora de valorar si merece o no la pena pagar lo que pide la UEFA por los derechos de transmisión de la Eurocopa 2016, que tendrá lugar en Francia. Aunque de momento ninguna cadena ha dado el paso definitivo, todo parece indicar que al final los telespectadores podrán ver el torneo.
El susto que se les ha metido en el cuerpo después de ver cómo el pasado sábado ninguna cadena ofrecía el sorteo de los grupos, que sólo pudo ser seguido en España a través de las emisoras de radio, puede quedar en nada si, como parece, Mediaset o, en el peor de los casos (porque ya no sería gratuito) Movistar + o Mediapro, se hacen con los derechos.
Aunque todavía a estas alturas España es uno de los pocos países donde todavía no se sabe en qué televisión se verá la Eurocopa, parece que ni éstas ni la mismísima Uefa están por la labor de que se mantenga ese distanciamiento que no beneficiaría a ninguna de las dos partes. El fiasco de la selección española en el Mundial de Brasil, eliminada en la fase de grupos, ha hecho que todas las cadenas se lo pensaran más de la cuenta, teniendo presente que un suceso similar en Francia convertiría en debacle económica un negocio que, en el mejor de los casos (que los de Del Bosque lleguen hasta la final) ya parece imposible de rentabilizar.
51 partidos, 23 en abierto
Ese es el motivo por el que las negociaciones llevan meses estancadas, después de que ninguna de las propuestas hechas por todas las cadenas a la UEFA haya satisfecho los intereses económicos de ésta, por el escaso interés que han mostrado los operadores de pago españoles por un contenido con demasiados partidos en abierto.
El paquete propuesto por el máximo organismo del fútbol europeo incluía 23 partidos en abierto, mientras que los otros 28 partidos, hasta completar 51 del torneo, los había planeado para el pago. Ahí, en esos últimos, es donde radica el problema, ya que ningún operador considera interesante esos choques, teniendo en cuenta la obligatoriedad de dar en abierto los de la selección española, las semifinales y la final del campeonato, es decir, todos los de más interés para los aficionados en nuestro país.
Además, la UEFA quería recaudar la mayor cantidad del dinero por el pago, unas tres cuartas partes de todo lo que se quería ingresar, de ahí que no haya aceptado las ofertas de las generalistas, entre las que destaca la de Mediaset, que ha sido la más generosa.
Los más de 40 millones de euros que pagó este grupo por hacerse con los derechos de la pasada Eurocopa, que ofreció a través de Telecinco y Cuatro, es una cifra a la que ahora no está dispuesta a llegar, como exige el organismo que todavía preside Platini, por mucho que sea la que más dinero ha ofrecido hasta el momento por hacerse con la de Francia.
TVE parece completamente descartada, sobre todo si se tienen en cuenta las palabras de José Ramón Díez, su director, en el sentido de que “si se se siguen barajando las mismas cifras, no pujaremos, porque son precios prohibitivos y absolutamente fuera de mercado”.
Aunque Paolo Vasile, el consejero delegado de Mediaset, no saliera muy satisfecho de la experiencia de 2014, cuando calificó el torneo como “un mal negocio» y lamentó el no haber logrado traducir en ingresos publicitarios la inversión realizada, ahora vuelve a estar interesado en hacerse con esos derechos, sobre todo después de haberse quedado sin los de la Liga de Campeones, que era su gran objetivo.
Y como mal menor siempre estará TVE, ya que si nadie quisiera ofrecer los partidos en abierto tendría que comprar por Ley los choques que dispute La Roja. La cadena pública es dueña hasta el Mundial de Rusia 2020 de los partidos oficiales de la Selección, mientras que Mediaset cuenta con los amistosos que dispute hasta esa fecha.