lunes, septiembre 23, 2024
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Ninguna de las parejas continúa su relación al final de ‘Casados a primera vista’

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Ninguna de las parejas continúan juntas cuando termina ‘Casados a primera vista’, el 'reality' de Antena 3 que une en matrimonio a personas que hasta ese momento no se conocían. En la emisión final, todos, a excepción de Jonathan y Sabrina, firman los papeles del divorcio para hacer cada uno su vida. El amor no ha surgido entre ellos y deciden no seguir con las parejas que ‘el método’ les asignó por compatibilidad, según fuentes del programa a las que Estrella Digital ha tenido acceso.

El programa protagonista de las noches de los lunes no ha conseguido crear el amor que pretenden los psicólogos y asesores. Mónica y Pedro, Jonathan y Sabrina, Alberto y José Ramón, Andrea y Bernardo y Cristina y Tito. Cinco parejas que optaron por casarse con un desconocido y pasar un mes de convivencia con ellos. Una pareja no aguantó siquiera al mes de rigor que da el programa para firmar los papeles de divorcio, Andrea y Bernando terminan su relación en el programa del lunes pasado, pero no son los únicos.

Jonathan y Sabrina no firman los papeles del divorcio en el último programa

Desgranando a las parejas

Tras un mes de convivencia, con viaje de novios incluido, Tito no consigue llevarse a la cama a su esposa, Cristina. El gaditano es el único que se quedó a dos velas. Desde el primer programa dijo que iba a respetarla e ir al ritmo de la de Barcelona. Y así ha sido, hasta el punto que ha terminado el programa con cada uno en su ciudad correspondiente y sin éxito.

El carácter de Mónica ha sacado en más de una ocasión a Pedro de sus casillas. La de Lugo decidió irse a pasar el tiempo de convivencia a Majadahonda. A pesar del fuerte carácter de ella, el madrileño aguantó, pero ninguno de los dos quiso continuar casado. Tras la grabación del programa, Pedro afirma que no se acostaba con Mónica no porque él no quisiera, sino para molestar a la lucense, “porque era insoportable”.

La primera pareja gay de las dos ediciones es la de Alberto y José Ramón. Su relación dentro del ‘reality’ parece que va bien, aunque tampoco continuarán, no se sabe por qué, pero ambos firman el divorcio. El pasado de Alberto es truculento, aunque el motivo de la firma no es ese. El madrileño era dueño de una tienda que vendía material de sadomasoquismo con su anterior pareja, con la que estuvo varios años. La tienda estaba en Chueca, el mítico barrio gay en el que vive, pero tuvieron que cerrar por las pérdidas que tenían y porque, al romper con su ex, no le veían sentido a continuar juntos en el negocio. Alberto tenía más de un 80% de compatibilidad con José Ramón, pero pese a la buena relación que parece que ambos tenían dentro del programa, tampoco quisieron continuar la aventura.

La única pareja que siguió fue la de Sabrina y Jonathan, aunque no por amor. Ambos quisieron “explotar” al máximo el tirón del programa y aprovecharlo para ganar algo de dinero. En la última emisión no firman los papeles, aunque su farsa podría terminar cuando se les agote el tiempo de contrato con la productora. El valenciano se quedó a las puertas de la primera temporada e intenta vivir todo lo que pueda con la salmantina.

Un final triste

Ninguna pareja encontró el amor. Todos quedarán en el olvido, como los concursantes de la primera edición. Los únicos que han podido sacarle tajada han sido Mónica, que fue la portada de ‘Interviú’ por la que cobró unos 6.000 euros y Tito, que ya hacía bolos en Cádiz, pero que ahora su caché es mayor. Por lo menos los concursantes se llevan una gran amistad, y es que la parte masculina (menos José Ramón) han quedado para verse en Madrid el próximo 12 de marzo.

Mónica y Tito son los únicos que están sacando beneficio de su participación. Ella, con 6.000 euros y la portada de 'Interviú' y él con más caché en sus bolos

‘El método’

‘Casados a primera vista’ parte de un método en el que Marian Frías (sexóloga), Silvia Sanz (psicóloga clínica y sexóloga) y Rubén Turienzo (experto en motivación) pretenden, mediante un test de compatibilidad, encontrar a las parejas que más congenian. Éstas deben tener al menos un 80% de afinidad. Durante los casting, que llevan en marcha desde principios del año pasado, los posibles participantes tienen que rellenar cientos de cuestionarios, “hasta de 280 preguntas”, grabar un vídeo enseñando su casa y hacer entrevistas presenciales para ver si son los candidatos idóneos. La productora Boomerang TV termina su casting con cinco parejas, en esta ocasión, cuatro heterosexuales y una homosexual, además de una pareja suplente de cada uno por si fallan.

Desde el momento en el que el programa les graba leyendo el mensaje de que tienen pendiente una boda en México, hasta que se van, pasa más o menos un mes, por lo que la productora no puede quedarse sin concursantes en caso de que a alguno de ellos les ocurra algo. De hecho, una de las parejas de la primera edición era la sustituta, y es que a uno de los miembros de la principal se le murió un familiar y no pudo continuar con su viaje hacía la boda.

Cuando termina el mes de convivencia, los casados pueden decidir seguir o divorciarse. Si continúan, tienen cinco meses más para firmar los papeles sin que los gastos corran por su cuenta, y una vez transcurra ese tiempo, todo estaría en manos de los casados o futuros divorciados.

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