No, no me he vuelto loco con el titular. Tanto Laura Matamoros como Carlos Lozano pueden presumir de haber ganado con Gran Hermano VIP. La primera de forma material, haciéndose con el maletín de los 100.000 euros. El segundo tanto por volver al primer plano de la actualidad en su país como por encontrar un programa propio en Mediaset que quizás le va a reportar incluso más dinero que a su compañera hasta el final en la casa de Guadalix.
Las encuestas de todas formas esta vez no dieron la vuelta a última hora, como, por ejemplo, ocurrió en un par de ocasiones en la anterior edición con Belén Esteban, y Laura Matamoros se convirtió en ganadora después de 99 días de reclusión.
La gala final tuvo como gran sorpresa la presencia en el plató de los dos finalistas desde el comienzo, después de haber grabado su salida de la casa una hora antes, como aclaró algo más tarde Jordi González. Por cierto que la entrada en el plató de Laura casi acaba en tragedia por un resbalón inoportuno cuando bajaba las escaleras, donde tuvo que ser ayudada por su compañero. A partir de ahí, en vez de celebraciones, como corresponde cuando alguien gana algo, encontronazos y malas palabras.
Uno de los más sonados fue por supuesto el protagonizado por la propia Laura Matamoros y Javier Tudela, que recordó a su hermanastra lo bien que se ha llevado siempre con su madre Makoke, y ella se excusó argumentando que las personas cambian.
El momento más tenso fue sin embargo cuando Javier acusó a Laura de haberse comprado un abrigo de casi 600 euros, pese a los problemas económicos que siempre decía tener, y ésta explicó que se lo compró a una amiga que se lo rebajó, le fraccionó el pago y que, finalmente, le prestó el dinero su hermano.
Y por supuesto tampoco faltó la problemática entre Laura y su padre, sobre todo en relación con la entrada de éste en la casa, cuando ambos pasaron tres días recordándose lo mucho que se querían.
Laura no había visto el vídeo en el que Kiko, que entró el mismo día que Javier Tudela fue expulsado, decía «si llego a saber que se va Javi, no vengo», y al visionarlo creyó ver el motivo de esa visita, «subió por lo que subió, no por tenerme cariño. Si me tuviera cariño, no habría entrado«.
Lozano versus Contreras
El finalista también tuvo que hacer frente a lo que mostraban los vídeos, protagonizando uno de los momentos más tensos de la gala con Julián Contreras, faltando poco para que ambos llegaran a las manos, antes de que el primero abandonara el plató.
El hijo de Carmina Ordóñez insinuó que el presentador pudiera tener algún tipo de fetiche por ver a la gente discutiendo ya que dijo que éste era el único que había provocado todas las polémicas, incluida la de su abandono y la de la ginebra, aunque dijo que esto había sido una trampa.
A Lozano también le mostraron las duras palabras que Raquel Bollo le dedicó, insinuando que tenía el perfil típico de un maltratador, y él se limitó a indicar que le daba igual que lo llamasen así porque sabía que no lo era.
La Bollo le comentó que «jamás he pensado que seas un maltratador de ese tipo, aunque verbal sí», pero no obtuvo el perdón de Carlos, aunque éste si apreció que le dijera las cosas a la cara.
Desagradable también fue que Carlos comprobara que se había lavado los cientes con un cepillo que había pasado por el váter. Charlotte se disculpó también alegando que no le había dado tiempo a cambiar el cepillo por uno nuevo y éste tiró de ironía, «lo entiendo porque en la casa hay muchas cosas que hacer». Belén Roca le pidió disculpas por ello, «fue una trastada porque estábamos enfadadas, pero estuvo mal».