La salvaje y cobarde agresión a dos chicas que promocionaban la Selección española de fútbol en Barcelona le ha servido este lunes a Carlos Herrera para criticar el silencio de formaciones políticas, salvo el PP y Ciudadanos, y a asociaciones de feministas.
En su editorial de las 7:00 horas de 'Herrera en Cope', ha lamentado que «la violencia política ya es asumida por todos como algo inevitable en Cataluña, y en este caso se ha producido con la connivencia de la violencia de género».
El periodista recordó que se había producido por la aprobación del Ayuntamiento de Barcelona de instalar pantallas gigantes en Barcelona, «gracias a la magnanimidad de Inmaculada Colau, Iluminada Colau, pero eso sí, a partir sólo de octavos de final».
Las chicas estaban promocionando precisamente esos encuentros de la selección española cuando, según Herrera, «van cinco animales, los mismos que se ven en el barrio de Gracia, que espero que se identifiquen, gritan 'visca Catalunya independent' y las agreden y se van».
Herrera se preguntó si «¿habrán salido en tropel las denunciantes de la violencia de género, las feministas catalanas, las de la violencia de género, y todas estas cuentistas a denunciarlo?», y él mismo se respondió, «pues ni una, están a un minuto de decir lo mismo que se decía cuando se violaba a una joven y decían que es que llevaba minifalda, que llevar la camiseta de la selección española es ir provocando».
Esa crítica se extendió a la mayoría de las formaciones políticas, «los únicos que han denunciado estas agresiones han sido PP y Ciudadanos, los demás, como las otras, callados como putas».
Hay que recordar que, según ha contado Manuel Hernández, secretario general de Barcelona con la Selección, los separatistas gritaban cosas como «españolas de mierda, os vamos a matar«, antes de tomarlas con las chicas, «los agresores empujaron y tiraron al suelo a las dos colaboradoras, les dieron patadas y puñetazos e incluso arrastraron a una de ellas por los pelos desde la calzada, donde accidentalmente había caído durante el forcejeo, hasta la acera y siempre ante la pasividad de los transeúntes».
M. A.