Ha pasado a ser ahora una más del particular mundillo de Sálvame, pese a llevar mucho tiempo ligada a él. La culpa la tiene su nueva faceta de presentadora, que la ha hecho mucho más popular que cuando era directora del espacio. Pronto ha comenzado a desarrollar los privilegios de ello.
Y es que Carlota Corredera, ha reconocido esta semana en Interviú que había conseguido parar la publicación de unas fotografiada en las que aparecía en bañador en la piscina de un hotel, «me enterées de que me habían fotografiado en un recinto privado, como es la piscina de niños de un hotel, en el que estaba descansando con mi hija, que tiene un año, y tomé las medidas que tenía que tomar para proteger a mi hija, a la que yo nunca he expuesto».
Eso sí, precisa que «no estaba en topless. Es una leyenda urbana. No hago topless desde hace por lo menos diez años, me operé el pecho en el 2010, me lo operé para levantarlo, no para implantes, porque con las subidas y bajadas de peso intenté mejorar el pecho, desde entonces no hago topless».
Pese a todo aclara que «si a mí este verano me pillan en bikini, es a lo que me expongo, pero en una piscina de niños en la que disfrutas de un baño con tu hija? La medida que tomé la volvería a tomar».
La actual presentadora de Sálvame considera que el tema de la fama es algo que «estoy entendiendo como un peaje que tengo que pagar por hacer el trabajo que hago. Es una sensación muy extraña, muy vertiginosa y no del todo agradable».
La gallega, que ha perdido 50 kilos, se encarga de administrar esa popularidad y confiesa que «tienes que tener la cabeza muy amueblada, un entorno que te ate mucho al suelo, porque es fácil que se te vaya [la cabeza]. Yo tengo el firme propósito de que no se me vaya, pero eso no quiere decir que en algún momento no tenga momentos de fuga».
M. A.