El bloqueo que atraviesa la política española hace que la sátira en torno a ella sea «más necesaria que nunca». Así lo cree Andreu Buenafuente quien, asegura, está recogiendo «mucho de lo sembrado» durante su carrera con el programa «Late motiv», cuya segunda temporada acaba de arrancar en #0.
Aunque no le gusta «dárselas de necesario», el cómico catalán (Reus, Tarragona, 1965) cree que el humor es el «contrapeso que hace falta» para sobrellevar el bloqueo «casi exasperante» de la política española y considera que tiene «toda la pinta» de que se celebren unas terceras elecciones.
«Lo que no sé es si serán en Navidad o eso nos lo dijeron como 'que viene el lobo'. Me parece muy 'heavy' lo del 25 de diciembre, es una broma en sí mismo», afirmado en una entrevista con Efe Buenafuente, cuyo programa «Late motiv» se emite de lunes a jueves en la cadena de pago Movistar+.
«Late motiv» acaba de ser reconocido por la crítica en el Festival de Televisión de Vitoria con el galardón a «Lo más divertido de la pequeña pantalla», un premio que al presentador le ha hecho «mucha ilusión».
«Los medios nos están tratando como a cualquier otro programa de televisión en abierto y eso es muy sorprendente y para nosotros muy agradable», confiesa sobre este espacio, que ayer estrenó su segunda entrega acompañado, entre otros, por Ignatius Farray, David Broncano, Silvia Abril o Berto Romero, y por el que esta noche pasará Pau Gasol.
El cómico dice haberse sentido «muy cómodo» mientras mantenía ese diálogo con Gasol, algo que no le ocurría cuando se enfrentaba a «celebridades así» en el pasado.
«Antes me ponía muy nervioso. Lo bonito de ahora es que te sientas con Pau a hablar de su vida, del mundo y de todo y parece que estás con un colega», cuenta.
Y es que para Buenafuente «lo único bueno de hacerse mayor» es no tener la sensación de «examinarte» a diario pese a que «siempre», puntualiza, haya que hacer un «buen programa».
En Navidades tiene previsto salir del plató y hacer el programa en un teatro barcelonés, y también cerrar la temporada desde una sala de Madrid.
Aunque «no está entre los objetivos de la temporada» porque fue algo «muy extraordinario en un formato de comedia», Buenafuente no descarta reeditar un programa similar al que trasladó el pasado mayo el programa a la isla griega de Lesbos en apoyo a los refugiados.
Pero su ADN, dice Buenafuente, tiene inscritas «la autoparodia y la parodia de los demás», es decir, que no tiene límites, porque eso significaría «domesticarse».
«Los cómicos siempre estamos en el límite y, si podemos, lo pasamos. Esa es la naturaleza misma de la comedia», asegura el también conductor, junto a Berto Romero, del programa radiofónico «Nadie sabe nada», un «pequeño tesoro» del que «cuidan y disfrutan» cada sábado en la Cadena SER.
En ese sentido, la polémica surgida cuando, el pasado mes de junio, Buenafuente recreó la entrevista «soñada» de Bertín Osborne a Hitler y el cantante le acusó de ser un «absoluto miserable» por ello, es para el de Reus solo «una anécdota más de la carrera de un cómico».
Además, y también junto a su inseparable Berto, Buenafuente tiene «aún en fase embrionaria» un segundo proyecto cinematográfico «más arriesgado» tras el estreno el pasado marzo de «El pregón».
EFE