Por algo todo un maestro radiofónico como Javier González Ferrari, el expresidente de Onda Cero, se pasaba todos los días de la temporada intentando renovarle el contrato, y por algo la COPE, pese a llevar toda una década de pérdidas, decidió ofrecerle un contrato millonario. Carlos Herrera no sólo es un líder mediático, con un programa que es referente informativo diario, sino que se ha convertido en la 'gallina de los huevos de oro' del medio.
Y lo es curiosamente no sólo en el medio en el que trabaja sino también en el que abandona, como demuestran los datos remitidos al Registro Mercantil por parte de Uniprex (Onda Cero), en los que se esa casa refleja que «el año 2015 ha sido uno de los de mejores resultados económicos de la historia». En el mes de abril de ese año el locutor dejaba de trabajar en esa emisora y, unos meses después, anunciaba su fichaje por la de la Conferencia Episcopal.
Esa marcha no impidió, por ejemplo, que Onda Cero siguiera facturando el mismo volumen de publicidad, por aquello de que la misma se contrata por año y el programa matinal de la compañía la tenía garantizada hasta diciembre, fuera el que fuera quien se pusiera delante de sus micrófonos, y sí le supuso un ahorro de unos dos millones largos de euros, los que no hubo que pagarle a Herrera al completar poco más de un trimestre de trabajo.
Con todo, Onda Cero logró un beneficio de 12,1 millones de euros en el cómputo total del año, un 54% más que en 2014. Gracias, entre otras cosas también, a que los ingresos por publicidad (importe neto de la cifra de negocios) ascendieron a 89,15 millones de euros y fueron un 6,3% mayores que los del ejercicio 2014 (83,8 millones), y a que el resultado de explotación alcanzó la cifra de 20 millones de euros, “lo que supone un margen sobre los ingresos por publicidad del 22,4% y una subida de 3,6 puntos porcentuales respecto al ejercicio 2014″, según ha precisado en su memoria anual.
Subida salarial
Aunque él, al consumarse su fichaje, mantuvo que iba a cobrar lo mismo en COPE que en Onda Cero, así como que «yo no cobro un dinero fijo en cantidad pase lo que pase, cobro en función de los resultados», lo cierto es que de los algo más de cuatro millones que percibía en la de Atresmedia ha pasado a superar los seis millones de euros que cobrará por año, y hasta 2018, en la de la Conferencia Episcopal.
Eso sí, todo hace presagiar que ésta terminará rentabilizando económicamente su fichaje, de la misma manera que lo empezó a hacer en materia de audiencia desde la última oleada del Estudio General de Medios en 2015, cuando sumó ya un millón más de oyentes gracias al programa Herrera en COPE.
La emisora perdió 4,7 millones de euros en 2014, justo en la temporada previa al fichaje de Carlos Herrera, lo que significaba casi el doble que las pérdidas de 2013 (2,1 millones de euros), pese a que había incrementado su cifra de negocios un 7%.
En 2015, y pese a esa subida en audiencia, COPE perdió unos 2,2 millones de euros, debido, como quedó reflejado igualmente en Onda Cero, a que la publicidad de todo el año ya estaba cerrada antes de su llegada, por lo que habrá que esperar al cierre del ejercicio 2016 para confirmar las previsiones que hay en la casa de terminar el mismo con beneficios.
Será entonces cuando se demostrará si el haber abonado a Carlos Herrera «un sueldo base muy agradable, con el que desde luego no me moriré de hambre», como él mismo dice, ha servido o no para algo y si el locutor sigue siendo la auténtica 'gallina de los huevos de oro'.
M. Arroyo