Rocío Carrasco parece haberse convertido, de manera indirecta, en el 'punching ball' de Sálvame Deluxe. Si la semana anterior era Amador Mohedano quien ponía a caldo a la hija de Rocío Jurado y Pedro Carrasco, en esta ha sido Raquel Mosquera quien lo ha hecho, cumpliendo así su palabra de volver al programa que hizo a finales del verano.
Solo su ingreso en la unidad hospitalaria del Hospital Puerta del Hierro ha demorado una cita en la que se ha quedado a gusto al afirmar que «la última noche en la que Pedro Carrasco y su hija se vieron tuvo un lugar un desagradable incidente en el que el boxeador terminó llorando y asegurando que jamás volvería a verla. Esa noche Rocío Carrasco se encaró a su padre y chillando le dijo que no le debía nada ni a él ni a su padre, que todo lo que tenía se lo debía a Fidel. No soy médico, pero esa misma noche se le rompió el corazón a Pedro”.
Raquel Mosquera afirmó que «no tengo miedo a nada ni a nadie”, y se jactó de que «Pedro, desde donde esté, está orgulloso de que haya plantado cara a Rocío”, la cual parece que hizo sufrir mucho a su padre, «he visto llorar a Pedro por las discusiones con su hija».
Ella tiene muy claro que «Pedro falleció por esa discusión. Y los psicólogos lo saben. Después de esa discusión, Pedro se pasaba las noches fumando tres cajetillas diarias mirando al cielo». Según ella, a la hija no le afectó por el contrario nada esa charla, «Rocío se fue de feria a los pocos meses de morir su padre. Yo tardé tres años en poder salir de casa”.
La peluquera, que insistió en que «he estado mucho tiempo callada, pero ya no puedo más”, indicó que la relación entre ella y Rocío Carrasco se complicó cuando Fidel Albiac entró en acción, y subrayó que ella había intentado hablar con Rocío pero que nunca ha sido posible porque la hija de su marido fallecido no se lo ha puesto nada fácil. Pese a todo no descarta la reconciliación, pero con condiciones: “Me gustaría, lo primero, que ella se reconciliase con sus hijos. Y luego, que me pidiese perdón, en privado, primero a su padre y luego a mí. Si fuera así, tendría en mí a una hermana”.
M. A.