La famosa cobra que dicen le hizo David Bisbal a Chenoa parece que va a crear escuela. Ya no se utiliza sólo para evitar besos indeseados sino también para eludir ver a otra persona cerca de ti. El mejor ejemplo de esta nueva modalidad la han protagonizado Isabel Pantoja y Chelo García Cortés.
Todo ha venido provocado por la presentación del nuevo álbum de la tonadillera este pasado jueves, 'Hasta que se apague el sol', en el Teatro Real, en la que además optó por las nuevas tecnologías, trasmitiendo el acto en directo por 'streaming.' Eso sí, lo que pocos esperaran es que el acceso a la prensa estuviera restringido esta vez.
Así, además de advertir a los periodistas que no podían hacer preguntas por la superada, pero no olvidada, reclusión en la penitenciaría de Alcalá de Guadaira, Isabel Pantoja decidió en su regreso vetar nada menos que a veinte medios.
Entre esos 'plumillas' vetados se encontraba la que fuera su amiga del alma Chelo García Cortes, que esa misma tarde mostraba su asombro y perplejidad en Sálvame, donde se quejó del trato que le había dado la artista, sobre todo porque dijo que no lo merecía.
La colaboradora del espacio de Telecinco, en el que en la víspera había accedido, se supone que por exigencias del guión y para seguir cobrando, disfrazarse del mismísimo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, recordó y alardeó de que 48 horas antes de que la viuda de Paquirri ingresara en prisión, ella estaba mandándose mensajes con Isabel.
Pese a todo, Chelo García Cortés indicó que «no me voy a meter con ella porque la he tenido mucho cariño, me he callado muchas cosas», pero puntualizó que «sé que no me merezco este trato». Lo que más lamentó sin embargo es que la gente le juzgue por trabajar en un espacio como Sálvame, y destacó que «antes que periodista soy persona y esta vez sí que me ha hecho daño».
M. A.