martes, noviembre 26, 2024
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Le quieren ‘cortar los huevos’ al conde Lequio

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Parece que todo el mundo sabía en este país que meterse con Belén Esteban es peligroso, menos el conde Lequio. Sus palabras en el El Programa de Ana Rosa poniendo en duda la enfermedad de su compañera de cadena, le puede costar caro, si siguen saliendo defensores de ésta que quieren agredirle a él.

Eso es más o menos lo que ocurrió en Sálvame, donde se vivió un momento poco menos que surrealista cuando un señor sentado entre el público rompió a gritar en directo para apoyar a Belén Esteban en su guerra con el conde e incluso amenazó en público a éste.

Todo lo propicio el 'speech' que se marcó la 'princesa del pueblo' en Sálvame, con el que intentó dar réplica a las acusaciones de Lequio, entre las que metió confesiones como que ella le daba «asco». Según ella, «lo que yo tuve, lo quieras tú o no, es una enfermedad, y por desgracia muere mucha gente. ¿A ti no te da vergüenza decir que no muere gente? Muere mucha gente pero afortunadamente yo salí. Pero yo no soy ejemplo de nada ni lo quiero ser. Esas cosas no se pueden decir. Porque haces daño a familias que sufren cuando te oyen decir eso. A mí no me tienes que pedir perdón».

En ese momento el público aplaudió y se escucharon los gritos de un señor sentado en la primera fila de las gradas junto a su esposa, que se puso a vociferar, hablando de su propia vida y atacando a Lequio, «¡eso no se dice a nadie porque mi mujer lo tiene! Eso no se dice a nadie. Es un sinvergüenza. ¡Le corto los huevos!».

Mientras Belén Esteban miraba a la directora del programa con susto y sus compañeros no sabían dónde meterse, Paz Padilla se acercó al señor y le pidió que se tranquilizara pero él seguía en pleno ataque de nervios, «me ha ofendido porque ese problema lo tiene mi mujer», al tiempo que ésta, sin decir nada, asentía con la cabeza.

Después de su nueva declaración, la colaboradora apareció y le dio un abrazo al desconocido y se fue para seguir con su discurso pero Paz Padilla quiso continuar hablando con él señor y lo único que provocó fue que a Belén no le sentara muy bien que la interrumpiera, poniendo esa cara de desprecio y asco a la vez que tanto le caracteriza. 

Hay que recordar que por la mañana, en El Programa de Ana Rosa, el Conde Lecquio había insinuado que la enfermedad de Belén Estaban no justificaba su poca predisposición al trabajo, «la que es vaga, es vaga».

 

M. A.

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