Por un momento pareció el 'fin de semana anti-Belén Esteban'. Mediaset dio rienda suelta a sus programas para que sus invitados pudieran cargar contra la colaboradora de Sálvame, a la que pusieron de vuelta y media tanto en Sábado Deluxe como el domingo en el Viva la vida de Toñi Moreno.
En el primero de estos espacios el invitado fue Kiko Matamoros, que aprovechó la confirmación de su propia voz de su adiós al programa de las tardes de Telecinco para atacar tanto al espacio que le ha dado de comer durante tantos años como a su compañera 'del alma'.
Del programa en sí dijo que «nos hemos radicalizado mucho. Hay demasiada visceralidad», mientras que de la 'princesa del pueblo' primero subrayó que «nunca he invadido la privacidad de Belén Esteban, ni la de sus parejas, ni la de su hija, pero he sido muy crítico con su discurso. No la rechazo, pero no me gusta», para a continuación ir completamente a degüello, «Belén Esteban representa una España tétrica. Me parece un personaje valleinclanesco, porque es una enemiga de la inteligencia«.
Un día después era su exmarido, Fran Álvarez, el que no sólo reaparecía en televisión sino que contaba el infierno vivido junto a la colaboradora de Sálvame, «he decidido hacerlo porque quería dar mi versión, no por dinero». Y todo porque «Belén ha hablado más de mis adicciones que de las suyas y me ha echado la culpa a mí de las suyas, lo digo con resentimiento. Si es mi problema lo cuento cuando yo quiera y no tú».
Fran destacó que «me duele por mi familia, por mi hijo, y quién es ella para contar mi problema», pero desveló que «ella no me ayudaba porque no estábamos juntos. Yo era el débil de ésta situación, me he sentido como un muñeco, cada separación se tenía que enterar todo el mundo, lo contaba en el Deluxe».
A pesar de todo parece que el alejamiento de Belén le ha venido bien, «estoy aprendiendo ahora a sonreír. Estoy trabajando en el bar y estoy aprendiendo a vivir una vida bonita. Estoy aprendiendo a luchar, a mis 41 años no estoy curado porque esto es para toda la vida y no puedo bajar la guardia», y puntualizó que «nos casamos en régimen de gananciales y cuando nos separamos yo no he pedido nada».
Eso sí, destacó que «me alegro de que le vaya todo muy bien, no siento ni rencor ni odio, ella a mí si me lo tiene, me ha humillado públicamente». Por ello desveló que quiere quitarse el tatuaje de su brazo en el que pone 'Belén', «me lo quiero quitar, pero no he encontrado el momento y ya ni me acuerdo».
M. A.