martes, noviembre 5, 2024
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Bibiana Fernández: «Sólo me falta hacer gasolineras por las noches»

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Nunca ha sido mujer de pocas palabras, ni de no decir nada cada vez que abre la boca, y esta vez tampoco ha sido una excepción. Por mucho que no atraviese un buen momento económico, Bibiana Fernández sigue contando con el favor del público, que la ve en su obra de teatro, y con el de sus fieles amigos, como Alaska y Mario, que el pasado otoño le compraron el chalet que tenía en Boadilla para poder saldar sus deudas.  

Como confiesa en una entrevista con Papel, «estoy en una edad próxima a la jubilación y tengo que empezar de cero. Hacienda me lo ha quitado todo y no me parece mal, es lo que hay. Solo me queda hacer gasolineras por las noches y cogerme un par de casas para planchar».

La actriz y exparticipante de programas como Supervivientes o MasterChef Celebrity quiere reivindicar el papel de las mujeres en el mundo de la interpretación, que al parecer no es igual que el de los hombres, «no podemos negar que a un señor de 60 años no se le dice nada y a una señora, sí. Si estás arrugada, porque estás arrugada; si te pinchas, porque ya no tienes la cara de antes, ¡pues claro que no tienes la misma cara! Eso es la vida».

De igual manera defiende el movimiento #MeToo que denuncia los casos de acoso sexual en la industria del cine porque «¿cómo no voy a defender que la mujer tenga derecho a decir que no?», aunque no comparte algunas imposiciones que se hacen últimamente, como que se critiquen o denuncien halagos en la vía pública, «ahora que quieran multar a la gente por decir un piropo… cuando voy por la calle, aún me caen piropos y si a ese hombre le ponen una multa, se la tengo que pagar yo por el subidón que me ha regalado». Eso no quita para que precisa que «la grosería me molesta, pero eso no significa que nos convirtamos en asexuados. Se está demonizando el deseo y, si se acaba la seducción, se acaba la vida».

Bibiana también ha querido dar su punto de vista sobre la transexualidad, así como que la palabra 'transexual' no le gusta nada, «es una palabra que usa la sociedad para etiquetarte, pero que no se corresponde con tu realidad. Soy una mujer, no una mujer transexual, como si fuera un sidecar»».

Quizás por ello haya querido defenderse de las acusaciones que varias asociaciones a favor de los derechos de los transexuales le han hecho, «me siento una mujer, ninguna otra cosa. Y por supuesto que es necesario defender sus derechos, pero sería bueno que empezasen a admitir que son mujeres u hombres. No pienso dejar que me hagan más pequeña reduciéndome a una palabra».

M. A.

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