Unas chanclas, unas simples chanclas, han sido el detonante del primer gran enfrentamiento en la isla de Supervivientes. La insinuación de Romina Malaspina de que alguien se las había robado terminó rebelando lo que ella siente por uno de sus compañeros, al que literalmente le deseó la muerte.
Por mucho que en una convivencia extrema los nervios están a flor de piel, lo cierto es que la argentina terminó perdiendo los nervios muy pronto, pues apenas llevan una semana todos juntos en Honduras. La concursante preguntó quién le había cogido su calzado tras descubrir que no se encontraban en su sitio y en un principio sus compañeros optaron por el silencio como respuesta.
Ese silencio duró poco ya que María Jesús Ruiz se atrevió a señalar a uno de ellos, al indicar que creía haber visto a Mayte Zaldívar cogiendo el calzado de la argentina. Después de que la ex de Julián Muñoz lo negase, su chico, Fernando, ofendido por las sospechas, le soltó que «si dudas de que lo hemos cogido alguno, revisa entonces nuestras bolsas», y esa simple frase sirvió para que Romina empezara a largar por su boquita.
Primero con algo de tranquilidad, «estás un poco susceptible. ¿Yo te he acusado? Te lo estoy diciendo con respeto», pero al ver cómo Fernando continuaba defendiendo su inocencia empezó a ponerse nerviosa hasta que el Maestro Joao dio con las chanclas perdidas.
Romina aceptó el calzado a pesar de creer que esas no eran realmente sus chanclas, por lo que, una vez ya alejada de sus compañeros, empezó a maldecir, «yo estoy preguntando bien. ¿Pero qué le pasa a este tío? Viejo choto, me vuelve a hablar mal a mí y ya sabe lo que le pasa». La joven cree que Fernando va de líder, pero según ella el puesto le queda demasiado grande. Ahí ya fue cuando explotó y, después de puntualizar que lo nominará hasta que uno de los dos se vaya del concurso, terminó criticándole duramente: «Es un inservible. Que me venga a hablar mal este viejo bizarro… Que se vaya con su carita de orto a otro lado. Que se vaya al medio del mar y se ahogue».
M. A.