Pocas veces habrá podido ser tan doloroso el abandonar un puesto de trabajo. Cristina Pardo ha dejado, no se sabe si para siempre, el espacio Al rojo vivo y, según ella misma ha contado, el último día que vivió en la redacción del mismo sintió «como si me estuvieran amputando una pierna».
La periodista ha optado por abandonar a Antonio García Ferreras para meterse de lleno en Liarla Pardo, el nuevo proyecto que va a comenzar a comandar este próximo mes de abril, y aunque ya está echando de menos su antiguo puesto precisa en una entrevista en formulatv que «no lo he dejado del todo porque sigo vinculada a los informativos, de hecho he estado hablando con ellos para contarles la opinión del PP sobre el asunto del máster de Cifuentes, y no me desvinculo del todo porque también tengo mis fuentes, me ha constado muchos años conseguirlas y están ahí».
Eso sí, recuerda que cuando le dijeron que se tenía que incorporar el pasado lunes 19 de marzo ella estaba en el Congreso esperando a Francisco Granados y que cuando escribió en el grupo de WhatsApp de Al rojo vivo «me dicen que ya el lunes tengo que estar en otro sitio» se la saltaron las lágrimas.
La periodista no duda en reconocer que «a mí Al rojo vivo me lo ha dado todo, me supuso una oportunidad enorme profesionalmente para poder sustituir a Ferreras que, como todo el mundo comprenderá, no es algo fácil y me ha permitido trabajar con él. Eso es algo que yo ahora valoro y estoy segura que dentro de muchos años diré: «Yo he trabajado con Ferreras», y estoy segura de que a la gente le suscitará muchísima curiosidad».
De su ya exjefe destaca que «lo mejor que tiene Ferreras es que es muy trabajador y cuando él te pide un esfuerzo no le puedes decir que no porque no es un jefe que te lo pida sentado en una silla con los pies encima de la mesa, él también está hiperventilando». Según ella, «es un tipo especial, de forma de ser es alegre, es muy generoso, es muy buen jefe porque se fía de sus empleados y para mí ha sido como un padre profesional».
M. A.