Europa presiona a EEUU y a China para evitar el fracaso de la cumbre de Copenhague

El presidente de EEUU, Barack Obama, tomó rumbo esta noche hacia Copenhague para participar en la última jornada de la cumbre de la ONU sobre medio ambiente y tratar de lograr, contra toda expectativa, un acuerdo sustancial contra el cambio climático. Obama pasará apenas unas horas en la capital danesa, donde se reunirá con más de un centenar de líderes mundiales con la esperanza de lograr un pacto que recorte emisiones contaminantes y ofrezca financiación a los países más pobres para que se adapten a las nuevas tecnologías.

La Casa Blanca ha asegurado que quiere un acuerdo sustancial y no se conformará con buenas palabras sin contenido. Según declaró el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, "volver con un acuerdo carente de contenido sería bastante peor que regresar con las manos vacías".

Obama, que en los últimos días ha hablado telefónicamente con diversos líderes mundiales para tratar de acercar posiciones, "va a Copenhague con la esperanza de continuar los progresos y conseguir un acuerdo sólido que funcione", indicó.

El acuerdo, en entredicho

Cuando apenas faltan horas para que concluya la reunión, la posibilidad de conseguir un acuerdo que tenga contenido se encuentra, cuando menos, en entredicho. En un intento de desbloquear la situación, Europa presiona a EEUU y a China para evitar un fracaso. Así, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, pidió a EEUU y China que no fallen "en esta cita histórica" de la Cumbre Climática de Copenhague y les instó a "no eludir su responsabilidad ante el mundo".

En su intervención ante el plenario de la cumbre, Zapatero aseguró que la presencia de casi 120 líderes mundiales en esta reunión significa que "en el fondo todos deseamos un acuerdo suficiente" para luchar contra el cambio climático. Insistió en varias ocasiones en que hay que llegar a un acuerdo "aquí y ahora" y subrayó que "si fracasamos en Copenhague, todos perderemos".

Haciendo un guiño a las energías renovables, Zapatero terminó su intervención de alrededor de ocho minutos asegurando que "la Tierra no pertenece a nadie, sólo al viento". Sobre China y Estados Unidos, el presidente del Gobierno recordó que la Unión Europea ya ha contraído un "serio" compromiso para reducir hasta un 30% las emisiones en 2020 y conceder a los países más necesitados ayuda financiera, cuya aportación española será de 375 millones de euros durante los próximos tres años.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, afirmó por su parte que Francia y la UE "están listas para negociar" y asumirán su "responsabilidad histórica" con el cambio climático, pero instó a EEUU y a China a ir "más allá" y proponer objetivos de reducción más ambiciosos. Apeló a China a que ceda y se comprometa de forma vinculante a reducir sus emisiones y a aceptar los mecanismos de supervisión y la transparencia internacional que ello implica.

El plan de EEUU

La propuesta de la Casa Blanca para la cumbre de Copenhague prevé reducir las emisiones de su país en un 17 por ciento para el año 2020 frente a los niveles de 2005. Esto equivale a una reducción del 3 por ciento con respecto a los niveles de 1990, la comparación que utiliza la Unión Europea (UE).

El esfuerzo será progresivo, de manera que para 2025 se habrá reducido en un 30 por ciento, para el año 2030 un 42 por ciento, y para el 2050 un 83 por ciento. Otros países consideran que la oferta de EEUU, basada en un proyecto de ley que aprobó la Cámara de Representantes pero aún pendiente en el Senado, no es lo suficientemente ambiciosa para el país más rico y más contaminante del mundo.

Algo que Obama podría hacer en Copenhague es declarar su apoyo a un proyecto de ley que maneja el Senado y que prevé recortes más drásticos, en torno al 20 por ciento. Otra área de fricción es aún la financiación, el dinero que los países desarrollados destinarían para que los países pobres se adapten a las tecnologías más limpias.

En las últimas horas, para tratar de desbloquear la situación, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, que ya se encuentra en Copenhague, anunció que su Gobierno está dispuesto a participar en un fondo de 100.000 millones de dólares al año para sufragar la adaptación de los países en desarrollo.

Otro de los problemas pendientes de cara a un acuerdo final compete a los dos principales países contaminantes, EEUU y China, que no consiguen resolver sus desacuerdos acerca de la verificación. Pekín se resiste a poner por escrito su promesa de reducir gradualmente la intensidad de sus emisiones, mientras que Washington insiste que de otro modo no será posible determinar si cada país cumple su parte del acuerdo.